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Los números de la crisis

Al finalizar el partido ante el Valencia, La Romareda efectuó sus primeros pitos dirigidos hacia su equipo. Las dos derrotas consecutivas, y la manera en que se han producido, han abierto un pequeño socavón en el Real Zaragoza que se puede resumir en cinco cifras.

Imágenes del encuentro de Liga entre el Real Zaragoza y el Valencia.
Real Zaragoza - Valencia_7
TONI GALÁN. APHOTO AGENCY

Una mala racha, un simple bache o un reflejo de la realidad en la que vive inmerso el Real Zaragoza. Los últimos resultados cosechados por el conjunto aragonés, y la forma en la que llegaron, han desatado un pequeño socavón en el zaragocismo, que terminó reprendiendo a su equipo tras la última derrota obtenida en La Romareda. Una pequeña crisis, completamente reversible debido a las alturas de la temporada en la que se encuentra la competición, que se explica en cinco cifras.


1. Uno es el número de lanzamientos entre los tres palos efectuados por los pupilos de Javier Aguirre durante los dos últimos partidos. Solo una única intentona, la llevada a cabo por Juan Carlos en el minuto 78 del encuentro disputado ante Osasuna, ilumina al ataque blanquillo durante estos dos días aciagos. Aquella fue detenida por el ex portero del Huesca, Andrés, sin mucho esfuerzo. Más allá de ahí, la nada. Y, aunque resulte una perogrullada, sin chutar a puerta es prácticamente imposible conseguir los tres puntos.


2. Dos son las derrotas acumuladas de manera consecutiva. Realmente, no se trataría de un número especialmente preocupante si no fuese por la imagen ofrecida en ellas. En realidad, y a pesar de que el Real Zaragoza pasó totalmente inadvertido en ambos choques, los planteamientos intentados fueron completamente opuestos. Así, los aragoneses salieron al césped de Pamplona con la intención de dominar a su rival. Un buen propósito que duró, aproximadamente, 10 minutos. A partir de ahí llegaron los goles osasunistas y la desazón más absoluta por parte aragonesa. Ante el Valencia, sin embargo, el cuadro de Aguirre pareció conformarse con que pasara el tiempo e intentar retener el punto que otorga el empate. Desgraciadamente, solo lo logró hasta el minuto 81 y la victoria voló hasta la capital valenciana.


3. Tres son los partidos que los aragoneses deben afrontar esta semana. Tras dos fiascos, la siempre difícil visita al Vicente Calderón queda como antídoto para enderezar el rumbo. Uno de los grandes males de poseer una plantilla corta es el escaso margen de reacción que esta te deja. Tanto a nivel táctico como físico. Son varios los jugadores que parecen afectados por la acumulación de minutos. Quizás, el más claro sea el caso de Fernando Meira. El portugués es un jugador de indudable calidad con el balón en los pies y capaz de ofrecer una cierta salida de balón desde el centro del campo, pero su rendimiento se ve afectado por su resistencia física. Un mal que repercute en el conjunto en general y en su compañero de baile en el medio, Ponzio, en particular. La escasez de recambios existentes en posiciones controvertidas, como los dos laterales, es otro ejemplo.


4. Cuatro son los goles encajados. Todos ellos achacables a errores defensivos. Quizás, el más severo se produjo en el tanto que consiguió anotar el Valencia, precedido por un incompresible error de Juárez en el marcaje. En Pamplona, sin embargo, lo que quedó en evidencia es la inseguridad generada a la hora de detener el juego aéreo rival, sobre todo si llega a raíz de una jugada a balón parado. La contención de los saques de banda, una faceta básica del juego, es otro punto negro preocupante en una zaga que vuelve a ser la más goleada de Primera División.


5. Cinco son los puestos bajados en la clasificación tras estas dos últimas derrotas. Quizás en un intento de apaciguar los ánimos, Javier Aguirre afirmó tras el partido en La Romareda no estar preocupado por la poca producción ofensiva del equipo que dirige. "Si que me preocupan los puntos que llevamos", aseguró de manera tajante. A solo dos del descenso, que en estos momentos marca el Villarreal, el Real Zaragoza vuelve a estar inmerso en el pelotón de abajo. Probablemente, su lugar natural. Sin embargo, la intención primigenia del conjunto es poder disfrutar de un curso alejado de sobresaltos y tensión. Una loable intención para la que es necesaria in confeccionando un colchón de tranquilidad durante la primera vuelta.