CAMPEONES DEL MUNDO

Madrid se rindió a los héroes de Sudáfrica

Subidos a un autobús descapotable, los futbolistas y el equipo técnico recorrieron las calles de Madrid, entre una marea roja de cientos de miles de ciudadanos.

David Villa hizo pases toreros con un sombrero
Baño de masas a los héroes
AFP

La Copa del Mundo llegó a España. La selección capitaneada por Iker Casillas regresó desde Sudáfrica y se encontró un país agradecido y eufórico al que su gesta hizo olvidar la crisis económica y demás problemas.


"Gracias por hacer realidad los mejores sueños", resumió ante los jugadores el rey Juan Carlos el sentir de quienes el domingo vieron cómo los de Vicente del Bosque hacían ganar a España su primer Mundial de fútbol.


"Sois un ejemplo de esfuerzo y espíritu de superación para las nuevas generaciones", les dijo el rey. Han hecho que "la mejor imagen de España brille en todo el mundo", les alabó el presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. "Han ganado por ser los mejores y por jugar en equipo, por saber estar en el campo y fuera del campo, como muy buena gente".


El presidente de Estados Unidos, Barack Obama; el francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, fueron algunos de los mandatarios de todo el mundo que llamaron a Zapatero para felicitarle por la gesta de la selección española.


Fue una jornada larga cargada de emociones. A las 14.37, con unas tres de retraso sobre el horario inicialmente previsto, los jugadores aterrizaron en el aeropuerto de Madrid con la Copa del Mundo en manos de Casillas, seguido muy de cerca por Del Bosque.


En las caras alegres se dejaba ver la huella del cansancio y de una celebración que había continuado en el avión que los trasladó desde Johannesburgo a Madrid, donde los recibió un gran cartel con la leyenda "Bienvenidos a un país más feliz. ¡Gracias!".


Mientras y pese al sofocante calor del verano verano madrileño, las calles del centro de la capital se iban llenando de gente que, con la camiseta de la selección y la bandera rojigualda en la mano, esperó durante horas el recorrido final de los campeones sobre un autobús descapotable desde el que les brindaron la Copa.


Andrés Iniesta, convertido en héroe nacional por el gol que dio a la Roja el histórico triunfo sobre Holanda; David Villa, Carles Puyol, Xabi Alonso y el resto de los 23 jugadores apenas tuvieron tiempo para comer y descansar un poco en un hotel cercano al aeropuerto antes de iniciar una peregrinación de celebraciones.


Los actos oficiales comenzaron en el Palacio Real, donde los reyes Juan Carlos y Sofía, los príncipes Felipe y Letizia, sus hijas, las infantas Leonor y Sofía, con la camiseta de la selección puesta, y la infanta Elena los recibieron, los abrazaron y los felicitaron por su gesta. La reina vistió de rojo para la ocasión. El príncipe llevó corbata a juego.


De ahí, a La Moncloa. Y un exultante Zapatero los saludó uno a uno al pie del autobús, antes de una celebración sobre un escenario instalado en los jardines del palacio de gobierno a la que acudieron ministros, funcionarios y los hijos de éstos. "Esta Copa la han ganado ellos, pero es de todos los españoles y de todos los jugadores que lo intentaron antes", dijo el jefe del Ejecutivo. E Iniesta lo corroboró: "Esta copita es de todos".


El seleccionador Del Bosque agradeció el respaldo con el que él y la selección han contado en todo momento. "Gracias al apoyo que todos los españoles nos han brindado en todo el tiempo en Sudáfica", dijo, y aseguró que el del domingo es un triunfo de todo el fútbol español, "desde el club más humilde al más grande".


Después de la visita a La Moncloa se desató la fiesta. Subidos a un autobús descapotable, los futbolistas y el equipo técnico recorrieron las calles de Madrid, donde una marea roja de cientos de miles de ciudadanos emocionados se había lanzado al asfalto procedente de toda España.


Entre el gritos de "¡Campeones! ¡Campeones!" y el orgulloso "¡Yo soy español, español, español!" saltaron, bailaron y cantaron durante las más de tres horas que tardaron en llegar a la explanada del Puente del Rey, junto al río Manzanares. Y allí se entregaron a más de 150.000 personas en una gran fiesta organizada por el ayuntamiento de Madrid y la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) para celebrar que España, por fin, había hecho historia.