CARRERA CON PERROS

Los fieles escuderos

La vigésima edición de Pirena comenzó ayer con una presentación festiva en la avenida Cesáreo Alierta, en Zaragoza. Los perros de los 38 participantes pasaron los controles veterinarios y recibieron el cariño del público. Desde hoy lo darán todo sobre la nieve.

Los perros hicieron las delicias de los más pequeños... y viceversa
Los fieles escuderos
PEDRO ETURA / A PHOTO AGENCY

Del perro se admira su inteligencia, su envidiable virtud de poder convivir con cualquier ser humano, la maleabilidad de su comportamiento, su eterna disposición a adecuarse a las necesidades de su dueño. Su capacidad de querer, de comprender y su inviolable fidelidad son cualidades que todo can adquiere por naturaleza. Por eso, no cabe otro ser vivo en el papel de protagonista de una aventura como la que afrontan todos los participantes de Pirena, la prueba de mushing más importante del sur de Europa.

 

Los perros son esenciales en la vida de quien decide, en un momento dado, regalarse uno. Impiden que te se sientas solo. Son felices con lo mínimo; a veces, basta una simple mirada para hacer fluir su alegría. Cuando faltan, dejan un hondo vacío, profunda huella de su ausencia. En la vida de un musher, los perros son todavía más especiales, lejos de ser un sencillo instrumento con el que impulsar el trineo sobre la nieve.

 

Un perro es familia, compañero de aventuras, de viajes... De triunfos y de derrotas. La relación, pues, que ata a los mushers con sus mascotas sobrepasa los límites de lo emocional. "Cada perro tiene su historia; cada uno es especial", reconoce Juan Carlos Quintana, musher de Aranda de Duero. A la avenida Cesáreo Alierta de Zaragoza, donde la fiesta de presentación inauguró ayer la vigésima edición de Pirena, el burgalés acudió con sus ayudantes; catorce perros, la mayoría Foxhound, y algunos cruzados. Todos pasaron por las manos de los veterinarios de la organización, que chequearon la plenitud física de los cuadrúpedos. "Estos perros viven muy bien. Tienen un cuidado exhaustivo; pasan controles antes de cada etapa. No les dejan tomar la salida si tienen heridas, si su estado físico no es óptimo", comenta Quintana.

 

En períodos de competición, la vida de estos perros tiene unas pautas bien marcadas. "Se les hidrata constantemente, llevan una alimentación perfecta (también se les aportan vitaminas) y descansan bastante", afirma Alberto Grados, musher de Igualada. Junto a él, catorce 'alaskanos': "En cada etapa podemos llevar un mínimo de seis y un máximo de doce perros". De esa forma, los canes conforman una plantilla que, como en otras muchas disciplinas, va rotando en función de las exigencias de cada día. Mushing: deporte de equipo.

 

La actividad que desarrollan en Pirena no impide a los canes ser objeto de innumerables caricias, achuchones y mimos. "Son perros muy sociables, nunca dan problemas", añade Quintana. También les encanta ser el centro de atención, sentirse queridos. Al 'alaskano' de Graeme Scott no le importó demostrar su patriotismo cuando su dueño le vistió con la Union Jack británica. Tampoco acusó el cansancio del viaje (dos días y medio sobre el asfalto), el equipo cánido de Karl Habermann, un veterano musher alemán. "Me adoran", decía. Con razón.

 

Unas 3.000 personas arroparon a los 400 protagonistas y a sus 38 dueños. Los números dan cuenta de las dimensiones del evento. Hoy, en La Partacua, el calor del público mitigará el frío del bajo cero. Por las pendientes del Pirineo darán todo, la vida si hace falta, los perros; los fieles escuderos.