REAL ZARAGOZA

Los calambres del método

"Tenemos quince puntos; el Getafe, sin calambres, cinco. A lo mejor no tengo que entrenar y comiendo unos pinchos se soluciona". Con estas palabras, Marcelino ironizó hace un año acerca de las persistentes molestias musculares que sufrían los jugadores del Racing. Oriol, Moratón, Sergio Sánchez, Duscher... a todos les habían saltado las fibras por los aires. Pero en la victoria ante el Getafe, una descarga acalambró consecutivamente a Serrano, Munitis y Garay. Todo el mundo en Santander apuntó a la preparación física y al nutricionista, y Marcelino estalló en ironía.


El episodio se ha repetido un año después en el Zaragoza. Cuatro contratiempos musculares en el partido frente al Hércules dispararon las alarmas. Se exigía la intervención de Ismael Fernández, preparador físico de cabecera de Marcelino. Y ayer formuló su teoría acerca del caso. En líneas generales, Ismael fue tajante y directo. No se mostró sorprendido. Separó las lesiones de los calambres, y vinculó estos a ciertas incorrecciones alimenticias llevadas a cabo por los jugadores en el severo plan de adelgazamiento que contempla el nuevo sistema de preparación física. Ante todo, Ismael esquivó responsabilidades, para él los calambres son un impuesto del método, un daño colateral que desaparecerá en unas jornadas.


"Hay explicación para lo ocurrido -comenzó Ismael-. Pero no estoy inquieto. Si no tuviera los porqués, lo estaría, pero sabemos qué ocurre con cada jugador. Nosotros tenemos una metodología. No sé si será la mejor o la peor, eso se verá al final de la temporada. Como el mundo del fútbol es resultadista, ya hablaremos a partir de ahí".


Los ejemplos vividos en Santander o Huelva sirvieron como argumento. "Tengo la experiencia de seis años y, por suerte o por desgracia, estos casos se repiten. Es un calco de lo que nos ocurrió en otros equipos, aquí hay jugadores que ya han trabajado con nosotros y lo pueden confirmar", indicó.


Aunque inicialmente, Ismael rehuyó dar las razones de los calambres, poco a poco fue desvelando claves: "El jueves pasado hicimos una analítica. Conocemos los resultados, y en ellos se aprecian unos parámetros que te orientan para saber las razones. Pero, sinceramente, no necesitaba verlos, tengo la experiencia de seis años con esta misma exigencia física y nutricional y sé por qué ocurren los calambres. Tampoco hace falta ser preparador físico para saberlo. No es normal que caigan cuatro jugadores a la vez, no, pero hay una parte implícita en el futbolista donde yo no puedo intervenir. Yo puedo entrenar, hacerlos correr, acelerar, saltar, controlar que tengan 14,9 de hemoglobina y consuman 60 mililitros de oxígeno; pero, si incido en un régimen alimenticio, no puedo estar en tu casa comprobando lo que comes".


La austera dieta que siguen los futbolistas, a quienes Marcelino desea finos y fibrosos, tomó el protagonismo. "Yo puedo preguntarte o hacer mis test o analíticas, pero el jugador debe darse cuenta de ciertas cosas, aunque no por eso deja de ser un gran profesional. Un jugador no puede fluctuar mucho de peso ni de condiciones porque le dan calambres. En un calambre influye una parte metabólica y nutricional. Y, aunque no puedo hacer públicos nuestros controles, hace falta una adaptación, aproximadamente ocho o nueve jornadas. Los calambres surgen por tres causas: falta de entrenamiento, algo que aquí es imposible; porque entran tres bombas de sodio y salen dos de potasio, no se tiene la hidratación suficiente, te contraes y te acalambras; o porque tienes una fluctuación alimenticia durante la semana. Esos son datos médicos objetivos, no subjetivos. No lo digo yo. A nosotros solo nos queda la parte educacional. O te educas y haces lo que te dicen los médicos o..., pero si no haces caso..."


El caso de Chus (cuatro veces sustituido por calambres) acaparó parte del discurso del preparador físico. "Chus es el caso más significativo porque es repetitivo. Es en todos los partidos, todas las semanas. Son cuatro cambios seguidos. Esto puede limitar al entrenador, porque es un cambio en el lateral, una posición donde de normal no se suele sustituir, pero ya ocurrió contra la Real. No acuso a Chus, un profesional como la copa de un pino, pero quién dice que frente al Hércules once contra once no hubiéramos empatado o ganado. Al final te dices qué pasa, pero sabemos las razones. Una pérdida de peso debe acompañarse de una dieta metabólica adecuada. Pero Chus no está lesionado. Que quede claro, hoy -por ayer- ha entrenado, y también lo hizo el domingo. Lo malo fue la imagen (de sus calambres en Alicante), los espasmos. Era imposible que siguiera porque no le quedaba ni una gota de potasio en el cuerpo. Esto es un dato muy significativo. Otros como Pavón, Jorge López o Hidalgo han tenido también calambres en los últimos partidos, pero siguieron jugando", desveló Ismael.


Fernández profundizó: "Todo está controlado. Y más en esta plantilla tan receptiva a la información. Pero yo no puedo hacer más, doy unas claves para que no aparezcan los calambres y luego debe actuar la parte implícita en el jugador. Es como si viene Marcelino y comenta que le ha dicho a Chus que no despeje ahí (como en el primer gol del Hércules). Lo hizo y nos marcaron. Yo no puedo ir a casa de los jugadores. Yo me dedico a entrenar".


La distinción entre lesión y calambre también ocupó varias líneas del discurso: "Hay que utilizar una terminología apropiada. Una cosa es una lesión y otra un calambre. La pasada semana, toda la plantilla, toda, estuvo a disposición del entrenador salvo los lesionados de cruzados (Diogo y Cuartero). Hoy-por ayer-solo nos faltará Ewerthon".


Respecto a la lesión del brasileño, Fernández aseguró estar sobre aviso: "Nosotros hacemos valoraciones, sabemos quién están en ámbar, en verde o en rojo Ewerthon estaba en rojo. Había un riesgo y lo asumimos. Pero se rompió. A lo mejor podría haber marcado dos goles y ganar el partido".