BALONMANO

Larsson apadrina la victoria

Pedaleando a tirones, a impulsos, el CAI Aragón ha alcanzado una magnífica velocidad de crucero. Al menos, eso figura en la clasificación que ven aquí al lado. ¡Qué bonita! Seis de seis. Los mismos puntos que el Barça, el Valladolid y el Ciudad Real. Y puedo prometer y prometo que ni aquí, ni en ninguna parte, nadie regala nada. El equipo aragonés ha sudado la media docena de puntos que ha capturado en las tres primeras jornadas de la Asobal, los ha sabido sufrir. Además, y esto es lo mejor, el margen de mejora del colectivo se intuye elevado. A este equipo repleto de juventud y ganas hay que verlo jugar en marzo, en abril o en mayo. Ya llegará la primavera, la fiesta y el vino. Entonces sí que habrá que bordarlo para festejar algo sonado. Mientras, lo esencial es avituallarse de pan, de puntos. Y crecer como equipo. Paso a paso, ese es el proceso que completa día a día el equipo naranja.


Larsson apadrinó el triunfo. Jugando como ayer, el sueco tiene los días contados en Zaragoza. Es un jugador de otro nivel, de primerísimo nivel mundial. Central creador con una riqueza ofensiva inmensa. Sus exhibiciones particulares refuerzan el colectivo. Si las lesiones le respetan y los compañeros le ayudan, este hombre disparará las opciones del CAI Aragón en cualquier competición. Su mejor socio responde al nombre de Gabor Grebenar, el clon diestro de Mariano Ortega. Mete cuatro golitos por partido. Además, defiende con intensidad, no pierde ni una pelota y hace bueno a cualquier pivote. Si el pivote lo encarma el Arrhenius de la primera mitad, esta sociedad Larsson-Grebernar-Arrhenius puede ser de lo más cotizado de la Asobal. Al descanso, el 17-14 respondía esencialmente a las magníficas prestaciones de este trío.


En la reanudación aparecieron las dudas. En 15 minutos (del 4 al 19), el CAI Aragón solo anotó un gol. El Torrevieja rentabilizó el desfallecimiento naranja para meterse en el partido. Por momentos, solo Pablo Hernández (otro gran partido, con un 41% de acierto) y los latigazos de Stankovic sostenían a los locales. En la otra costa, Pejanovic firmaba otro sensacional 41% al cuidado del portal. El resto de la recuperación visitante cabe adjudicárselo a Manolo Laguna. El veterano entrenador navarro exprimió hasta la última gota del limitado grupo que gestiona. Soberbia dirección de equipo. Jamás perdieron la cabeza, ya fueran en equilibrio o cinco abajo. Ojo al dato: el gol que sentenciaba el triunfo aragonés llegó en inferioridad de dos hombres del Torrevieja.


El dato ayer pudo ser esencial. Hoy ya pertenece al capítulo de la anécdota. Nada de anecdótico ni casual reúne una clasificación, plasmación numérica del rendimiento de un equipo. La del CAI Aragón no refleja brillantez, pero sí trabajo y capacidad de sufrimiento. El resto, el festejo, ya hemos quedado que en balonmano llega avanzada la primevera.