FINAL DE LA COPA DAVIS

La tercera 'Ensaladera'

Verdasco da a España el punto que necesitaba para alzarse con su tercer título de Copa Davis, el primero a domicilio.

La lluvia albiceleste que cayó durante la celebración lo decía todo. Ni la organización confió en que España fuese la que celebrase el triunfo en la pista del pabellón Islas Maldivas. Pero 'el milagro' sucedió. Un milagro, el de Mar de Plata, en el que el equipo español se alzó con su tercera Copa Davis, la primera lograda en territorio ajeno, y de está manera, agitó a 40 millones de hinchas argentinos que soñaban con lograr su primera 'Ensaladera'. El encargado de finiquitar la faena fue Verdasco, quien se impuso a Acasuso por 6-3, 6-7, 4-6, 6-3 y 6-1.


Lo de ayer fue un duro golpe para los locales, que contaban con la vitola de favoritos. Deseaban sumar ante su público, efervescente y entregado, su primera Copa Davis. Sin embargo, la conquista la firmó España. Lo que la pasada semana podía parecer un espejismo en los ojos de los visionarios más optimistas, se convirtió, milagrosamente, en realidad. Antes de la final las apuestas eran desfavorables y con la baja de Rafa Nadal muy pocos confiaban en la 'Armada'.


Ferrer hincó la rodilla el viernes, pero a partir de ese primer punto, los dirigidos por Emilio Sánchez Vicario no dejaron escapar ningún choque. Venció con rotundidad Feliciano, los dobles abrieron la esperanza y fue Verdasco quien dio la puntilla al nuevo título.


La suerte se mantuvo objetiva, no tuvo ningún favorito. Si una lesión privó a Nadal de encabezar la representación española, las fuerzas se equilibraron al quebrarse la mejor raqueta argentina: la de Juan Martín del Potro, que se tuvo que retirar por una lesión.


España coronó su objetivo tras superar una serie de adversidades y por ello tiene más méritos, si cabe, la conquista de la 'Ensaladera de Plata' por tercera vez. El triunfo de ayer se une a los ya alcanzados en Barcelona (2000) y en Sevilla (2004), pero se logró a domicilio, en un ambiente de fuerte bronca constante y hostil.


La grada argentina no intentó otra cosa más que cundiesen los nervios entre los aficionados que viajaron hasta Mar de Plata y los tenistas españoles. Probaron, y aunque lo lograron en el partido de dobles contra Verdasco, los efectos no se dejaron notar en el marcador final.


Consumada la victoria, los aplausos de toda la grada acompañaron la vuelta de honor de los campeones. La respuesta de la afición española allí congregada no se hizo esperar. Fue una respuesta eufórica y agradecida al son de "Argentina, Argentina" y acabó por emocionar a más de uno de los locales. Los que habían recorrido miles de kilómetros hasta allí explotaron en una auténtica fiesta con cánticos para dar fe del júbilo por un premio inesperado. Por contra, la afición argentina, protagonista en varios momentos de este fin de semana, había enmudecido. No cabían palabras al verse hecha añicos la ilusión de hacerse con la preciada 'Ensaladera'.


El gesto vencido de Mancini, el abrazo de Juan Martín del Potro para consolar la pena de José Acasuso y la mirada pérdida de Nalbandián reflejaban la enorme frustración sentida en esos momentos. Durante largos minutos, Acasuso permaneció sentado, perdido en el recuerdo de su segunda derrota con la que podía haber dado la Copa Davis a su país. La primera, en Rusia en 2006, cuando también cayó ante Safín en el partido clave. Se levantó y caminó hacia los vestuarios, golpeó el reloj del partido y acabó desapareciendo por el pasillo de vestuarios, como segundos más tarde harían sus compañeros. Allí nadie se acordaba de los calzones de Nadal. Quizá, se acuerden ahora de los de Verdasco, número 16 del mundo. Ayer sustituyó a Ferrer, y pudo dar buena cuenta de su progresión. Una esperanza más con la que alimentar la buena salud del tenis español.

Año de convulsión y éxito


La 'Ensaladera' se alzó por encima de todas las convulsiones sufridas este año 2008 en el seno del tenis español. Unos meses que estuvieron marcados por el enfrentamiento abierto que mantuvieron directivos de la Federación Española y los tenistas.


Para Sánchez Vicario, ya ex capitán del equipo español, la clave estuvo en la unidad del equipo: "Nosotros hemos jugado juntos, ellos separados". Mancini, capitán del equipo anfitrión, aclaró que la ausencia de Rafa "los unió todavía más". Una ausencia, la del número uno, que ha estado presente en los tres días de la final.


Una final que engrosó la temporada más exitosa de la raqueta española. El cuarto título de Roland Garros, el primero en Wimbledon, el oro olímpico, el número uno del mundo: todos méritos del ausente y lesionado Nadal. A eso se sumaba la medalla de plata en Pekín lograda por Ruano y Medina, y, ahora, la primera Davis conquistada fuera de casa.