Tercer Milenio

En colaboración con ITA

VANCOUVER 2010

La tercera de Diego

Diego Ruiz participa esta tarde en los 50 kilómetros de esquí de fondo tras superar sus problemas gástricos.

Diego Ruiz se desliza sobre la nieve en Turín
La tercera de Diego
EFE

Vancouver no le ha sentado nada bien, al menos de momento, a Diego Ruiz. El único aragonés presente en los Juegos Olímpicos invernales de 2010 ha debido hacer frente a una gastroenteritis desde prácticamente su llegada a Canadá. Esos problemas, de hecho, apenas le permitieron competir el tramo inicial de la prueba de 15 kilómetros persecución. Todavía convaleciente, el oscense optó por no participar en los 30 kilómetros, la segunda competición en la que estaba inscrito y en la que se esperaba su comparecencia. Hoy, a las 9.15 (17.30 hora peninsular española) llega, a la tercera, su gran oportunidad: los 50 kilómetros, su especialidad.Atrás han quedado unos días marcados por su dureza, en los que Ruiz se ha tenido que reponer de sus problemas físicos, por un lado, y de la frustración que supone ver avanzar la cita olímpica sin posibilidad de calzarse los esquíes, por el otro. Para desquitarse, hoy afronta la prueba que mejor se le da, en la que residen sus esperanzas de volver a España con una sonrisa y con otra grata experiencia en la maleta, la prueba en la que logró un meritorio puesto 23 en Turín. Fue hace cuatro años, en su segunda experiencia olímpica (antes, el aragonés ya probó suerte en Nagano) y allí, en Italia, la modalidad de patinaje que marcó el desarrollo del medio centenar de kilómetros le hizo sentirse cómodo. Hoy lo tendrá algo más complicado, si cabe, porque el estilo marcado es el de clásico, pero Diego Ruiz, pese a todos los problemas sufridos, confía en cruzar la meta entre los 30 primeros clasificados, objetivo valiente analizadas las circunstancias.

Envidiable palmarés

Con su presencia y participación en Vancouver 2010, Diego Ruiz ha sellado su tercera comparecencia en unos Juegos Olímpicos de invierno, un logro para el oscense, que puede presumir de un palmarés envidiable. Las medallas, en cualquier caso, quedan lejos; pero nadie elude reconocer el mérito que tiene haber desfilado detrás de la bandera de España en tres ceremonias de inauguración. Más, si cabe, sabido el actual nivel de los deportistas españoles de invierno. El privilegio para los aragoneses es contar con un embajador de su veteranía y profesionalidad.