ALEMANIA 0 - ESPAÑA 1

La Roja hace historia

España cuenta con un equipo, quizá irrepetible, de tanto talento e inspiración como fortaleza.

Villa, Ramos, Piqué y Alonso celebran con Puyol, autor del tanto, el gol que metió a España en la final.
La Roja hace historia
JEWEL SAMAD/AFP PHOTO

España está en la final de un Mundial, hecho histórico y sin precedentes en nuestro fútbol, de dimensión absolutamente singular. La conjunción de talento, finura y, sin embargo, solidez que se ha dado en esta generación de futbolistas españoles quizá no se vuelva a ver en mucho tiempo. Acaso sea irrepetible. España es magia, creatividad, intuición, serenidad, templanza, dominio del espacio y del tiempo, y desde este Mundial también firmeza y saber estar en el fino alambre que constituye el hecho de que cada partido se haya convertido en una final de solución única. Los episodios de alcance histórico de este equipo los configuran, desde luego, los hitos de la pasada Eurocopa y los que se viven en este Mundial de Sudáfrica 2010, que ya quedará inscrito en letra imborrable en la memoria colectiva del país suceda lo que suceda el domingo en la final frente a Holanda. Pero también pueden descubrirse en aspectos o partidos que no se ubican en escenarios de tan elevada proyección mediática. El fútbol de España de los últimos tres años ha pertenecido, por lo general, a otra dimensión, a un espacio que únicamente alcanzan quienes están tocados por la varita del talento desde la cuna.

España puede resolver un encuentro por medio de David Villa, a través de Fernando Torres o sirviéndose de las botas de Andrés Iniesta. Mas también pueden hacerlo desde la retaguardia unas contadas incursiones de Piqué o Carlos Puyol, como sucedió ayer. Su testarazo fue fenomenal, de alta escuela tradicional. Metió la cabeza según ordenan todos los cánones, como un emperador del área. La cantidad de recursos que posee esta selección es tremendo.

Por los antecedentes que España había ido construyendo, no por ninguna otra razón, se esperaba tanto de este equipo que el contratiempo sufrido frente a Suiza hizo que se le situara en paridad con otros conjuntos de alto rango en el concierto mundial, como si el equipo de Del Bosque hubiera descendido alguno de los peldaños que le habían situado en el olimpo de los dioses del fútbol.

En algunos ámbitos de la vieja Europa incluso resurgieran las antiguas historias estereotipadas de la furia española, que al final a nada conducían. Pero esas afirmaciones nunca entraron en el vestuario. Al revés. Las puertas quedaron cerradas de manera hermética. España siguió confiando en sí misma, aunque en el Mundial sólo hubiera exhibido sus principios más esenciales de modo esporádico. Ha sido en el partido de mayor envergadura cuando ha aparecido la España más fiel a sí misma, la España más reconocible según se mira y admira el ideal logrado en la final de la Eurocopa disputada hace dos años en el Prater de Viena, jugada, precisamente, frente a Alemania.

Joachim Löw, entrenador del bloque germano, hombre prudente y sensato, que se ha ganado el respeto de su país y del resto del panorama internacional, manifestó al término del partido que su equipo cayó frente al mejor equipo del mundo. No son palabras de justificación, sino de reconocimiento de una realidad, como se reconoció hace dos años en el referido Prater vienés o como lo atestiguó hace no tanto el público parisino que acudió al Parque de los Príncipes a presenciar un Francia-España también memorable. Löw ha sido en estos años quien más se ha acercado a España y es posiblemente quien tenga más razones contrastadas para calificar en un sentido u otro. Durante el partido de ayer fueron clarísimos el respeto y la consideración que guardó.

Luis Aragonés, hombre de modales bruscos, capaz de coger por el pecho a cualquier futbolista, de cortar por lo sano con Raúl y con los modos del pasado o de ponerse por montera todo un frente mediático, fue el descubridor de una fórmula a la que Vicente del Bosque le está dando continuidad. España está metida de lleno en la final del Mundial de Sudáfrica y también en la historia.