S.D. HUESCA

La oportunidad de Miguel

El portero aterriza en el Huesca con el objetivo de convertirse en un fijo bajo los palos.

Al guardameta Miguel Martínez se le podría nombrar hijo adoptivo de Boltaña. Esta es la cuarta pretemporada consecutiva en la que acude a la localidad pirenaica; las tres primeras, con el Real Zaragoza, y la actual, con la Sociedad Deportiva Huesca. Siempre al hotel Monasterio de Boltaña, donde el año pasado vivió una jornada amarga en la que, entre lágrimas, denunció el trato discriminatorio que le brindó el club blanquillo. Ahora lucha "en igualdad de condiciones", como él mismo afirma, por hacerse con la portería azulgrana en pugna con Eduardo Navarro y Jorge Larrosa. Esta vez, espera, decidirán el técnico Antonio Calderón y las cualidades de cada uno.


El riojano, de 26 años, pasó los últimos seis en el Real Zaragoza, tres como tercer portero y siempre a la sombra de las incorporaciones de cada campaña. Miguel recuerda que el pasado curso se le dieron unas opciones de jugar que después se le negaron. "Si desde un principio me hubiesen dicho las cosas claras, lo hubiese acatado. Pero primero me contaron una cosa y luego otra. Por eso estallé. Después de tanto tiempo, esas cosas suelen y es una circunstancia que no se la deseo a nadie". Pese a todo, extrae una lectura global y pesimista al extrapolar su caso a la situación general del fútbol: "Son cosas de este deporte y en los clubes se trabaja así. A lo mejor con mi fichaje les quito el puesto a Eduardo y Larrosa. Pero, al menos, en el Huesca todo se basa en el trabajo".


La Segunda División ofrece al meta la oportunidad de reivindicarse y sacudir conciencias. Desde cero, ya que la titularidad en la portería es de momento una incógnita que deben resolver hasta el 31 de agosto Miguel y Eduardo con el permiso de Larrosa. El club oscense confió en él para ponerle el candado al equipo y el preparador físico, Roberto Cabellud, ya pudo obtener buenas impresiones de él durante su breve estancia en el Real Zaragoza junto a Manolo Villanova. "El fruto lo extraeremos de lo que se demuestre esta pretemporada. Está claro que quiero disputar el mayor número posible de minutos con el Huesca, pero al final es cosa del míster. Lo más importante es volver a sentirme futbolista y alguien importante", continuaba.


Miguel realiza un balance "muy positivo" de sus primeras semanas vestido de azulgrana. Se ha integrado en un grupo muy homogéneo y ayer, por ejemplo, llevaba la voz cantante de las bromas en el breve baño que se dio la plantilla en el río Ara después del entrenamiento matutino. Además, se deshace en elogios hacia sus compañeros de demarcación. De Eduardo Navarro, que cumple su segunda campaña y resultó clave en el ascenso, apunta que "es un excelente portero y va a haber una sana competición de la que el principal beneficiado será el equipo. Los tres queremos estar en la primera alineación y los tres vamos a dar el 100%". Y, por supuesto, en la cita del 7 de diciembre en La Romareda.


Por el momento, Miguel es el único portero que no ha padecido problemas físicos durante la preparación. Larrosa sufrió el primer día un esguince de tobillo del que aún se recupera y Eduardo ya ha superado una lumbalgia.


Las armas de Miguel por asaltar el once inicial pasan por "darlo todo en los entrenamientos y dejar la portería a cero en los amistosos. La defensa tiene que conocerme y yo a ella. Si en un momento dado un portero falla, el otro tiene que estar a punto para sustituirlo", sostiene el guardameta.


El riojano no encuentra muchas diferencias en la preparación con el Huesca y el Zaragoza, puesto que "con Roberto hicimos allí el mismo trabajo que aquí. Sí hay distancia en cuanto a medios, pero Antonio Calderón tiene mucha experiencia en la categoría", afirma. No puede esconderse y mira de reojo a su antigua casa y desea que "Zaparain o Dorronsoro, gente de allí, se haga un hueco en el equipo".