PAUNER DESDE EL DHAULAGIRI

La ceremonia de la Puya

Carlos Pauner, Marta Alejandre y Javier Pérez han cumplido con el ritual del Campo Base del Dhaula la Puya, un culto budista que se realiza antes de comenzar la escalada. El trío marcha hacia las primeras pendientes.

De nuevo la ceremonia de la Puya. El lama recita unos cánticos sagrados y se hace una ofrenda de 'tsampa' y alimentos para los espíritus de las montañas. Todo finaliza con un lanzamiento de harina y de arroz al viento, y la colocación de las banderas de oración orientadas a los puntos cardinales. Luce el sol y casi se podría decir que el Dhaulagiri nos obsequia con su lado más amable. No nos tenemos que dejar engañar. El Dhaula es una montaña cruel y peligrosa, que se ha llevado por delante a muchos buenos amigos.


Aunque ahora luzca el sol y todo sean parabienes, en breve nos tendremos que enfrentar a un sinfín de peligros y de situaciones difíciles. Tan solo es un paréntesis en nuestra expedición. Agasajamos a los dioses, nos deseamos todos suerte en la montaña y celebramos la ocasión con una buena comida. Aún con las caras manchadas de 'tsampa', nos sentamos a la mesa para degustar una tortilla de patatas al más puro estilo hispánico, unas albóndigas casi caseras y una ensalada. El vino de Cariñena riega nuestras gargantas y, por unos instantes, nos sentimos trasladados a nuestros hogares.


Estamos aquí, a 4.700 metros, pero disfrutamos de nuestras costumbres y gastronomía. Mañana (por el viernes) será otra historia. A las siete de la mañana, saldremos hacia las primeras pendientes de nieve. Nuestra intención es fijar los primeros 400 metros con cuerda. Es un tramo bastante vertical, con nieve inestable, que da acceso al glaciar, puerta de entrada al Campo 1. Al final del mismo, una larga pendiente de nieve helada conduce hasta un gran plano, ubicado a 5.850 metros, punto donde se localiza este primer campamento de altura.


No vamos a llegar tan lejos. Se trata de equipar este primer tramo y tener una primera toma de contacto con la montaña. Comprobaremos el estado de la nieve y estiraremos un poco las piernas, que desde hace algunos días no trabajan nada. Comenzamos nuestra escalada, con calma, con concentración y con la profunda convicción de alcanzar, esta vez, nuestro objetivo en unas pocas semanas. La montaña dispondrá más tarde.