VIVEMENORCA 102-75 CAI ZARAGOZA

Humillado por el colista

El CAI, con una inexistente defensa y pocos recursos en ataque, recibió una cura de humildad.C

Aquel que piense que el sitio del CAI es el que ocupaba antes de esta jornada, es decir, décimo y sin problemas por abajo, se equivoca. Por lo menos si el juego de los aragoneses no da un giro radical en tareas defensivas (recibió 102 puntos) y en recursos ofensivos, puesto que con Quinteros bien defendido y muy poco acertado y Lewis desaparecido, a los rojillos les cuesta encontrar el camino al aro rival. El ViveMenorca, un equipo tocado, casi hundido y con más ímpetu y entrega que calidad se lo dejó muy claro ayer. El CAI fue humillado por el colista. No se puede decir otra cosa tras un encuentro en el que "no hubo dos equipos en la cancha", como reconocía Curro Segura en rueda de prensa, sino que los locales camparon a sus anchas durante 40 minutos. La invisible intensidad defensiva le puso las cosas fáciles al último clasificado que, además, empujado y de qué manera por su estruendoso público, amarró un triunfo necesario para creer en su salvación. Esta es la liga del club aragonés y ni siquiera fue capaz de dar la talla ante uno de los más débiles de sus rivales directos. Lo bueno, o lo malo, nunca se sabe, es que apenas hay tiempo para reflexionar, puesto que el miércoles hay otra cita, esta vez en casa ante el Granada.


El encuentro se perdió casi desde el salto inicial. En esos primeros minutos ya se veía venir que el equipo no funcionaba bien. La defensa era blandita, los pilares rojillos no eran capaces de aparecer y las alternativas ofensivas, como buscar a Victoriano al poste bajo ante un Jeter mucho más menudo que él daban buenos resultados pero sorprendentemente no volvieron a repetirse en todo el choque.


Por aquel entonces, Starosta, una de las escasas cosas positivas del encuentro, ya se mostraba más contundente con el balón en las manos, pero su fragilidad a la hora de parar a Bud Eley hacía que entrara un Garcés agresivo pero que tuvo un paso testimonial por el parquet. El cuadro zaragozano acusó mucho la ausencia de sus hombres importantes. A Lewis le costó un mundo entrar en juego y sus lagunas atrás permitían puntos fáciles de anotadores poco habituales como Urko Otegui. Y lo más sangrante fue la desaparición de Quinteros. Es cierto que Stojic lo defendió bien y con intensidad, pero el argentino esta vez no supo generarse sus tiros, no sacó provecho de sus penetraciones y en el tiro estuvo muy fallón. Además, cometió su segunda falta en el minuto siete y se marchó al banquillo desquiciado. Tras el descanso quiso mejorar, pero no le salió nada. Su única canasta en juego llegó a dos y medio del final del partido. Con eso se dice todo.


Los locales mandaban en el marcador y su moral crecía por momentos. Los intentos de Segura por ponerles obstáculos en forma de una zona 2-3 o con cambios de jugadores no daban resultado y los triples de Bazdaric minaban aún más la confianza rojilla en el triunfo. Solo Starosta aprovechando las precisas asistencias de sus bases iluminaba un ataque anárquico y un desastre colectivo atrás que llevaba la desventaja hasta los 15 puntos al descanso.


El pescado estaba vendido y el colista indultado. De hecho, ayer, ese último clasificado, que ya ha dejado de serlo, contó con unos secundarios que se unieron a la fiesta balear. Los Fernández (Marc y Jesús) o el pívot Boisa también sumaban para respiro de un Ricard Casas que fue ovacionado en su entrada a la cancha, al igual que Curro Segura. A todos esos secundarios, y como no podía ser de otra manera, había que unir lo de costumbre, es decir, los puntos de los cuatro fantásticos menorquines. Eran un grupo, un bloque, y el equipo que había enfrente, o sea el zaragozano, eran cinco jugadores sobre la cancha que ni se entendían entre ellos ni contaban con los puntos de sus 'estrellas'.


El CAI se dejó contagiar por un ritmo alocado que no le beneficiaba y que permitía a Stojic y Bazdaric ampliar la renta. Ni la mejoría de Green (bien en el tiro, aunque sigue precipitándose) ni su conexión con el pívot checo, ni una anecdótica zona 1-3-1 que duró el ataque en el que el Menorca sacó un dos más uno, fueron la fórmula necesaria para reaccionar. Y así al comienzo del último parcial quedó todo sentenciado con el Menorca más de veinte arriba.


Ese cuarto no sirvió para nada. Bueno, para intercambiar canastas, que algunos hombres pudieron pseudomaquillar sus números, ver una ligera presión de los rojillos que tampoco tuvo el resultado esperado u ofrecer al joven Iván García la posibilidad de sumar y de pelearse con un veterano como Eley.


Los de Segura eligieron el peor día para ofrecer su cara más horrible, la de la endeblez atrás, la de la falta de respuestas, la de la ineficacia ofensiva... Era el regreso de Curro a la isla y la oportunidad de 'condenar' al ViveMenorca. Pues nada de nada. El 3-4 que ahora luce el casillero rojillo gracias al calendario que ha tenido se aproxima a la verdadera realidad. La de tener que hacer los deberes para optar a los triunfos. No como ayer.