ROS CASARES 75-MANN FILTER 52

Hasta que Valdemoro quiso

El Mann Filter fue un digno semifinalista de Copa, pero el Ros lo tumbó con su defensa y los 19 puntos de su estrella.

Lucila Pascua se lamenta durante la semifinal de la Copa que enfrentó al Mann Filter y al Ros Casares
Hasta que Valdemoro quiso
VÍCTOR LAX

El sueño duró apenas un cuarto de la semifinal de Copa, el que tardó en entrar en cancha la gran Amaya Valdemoro, que con solo 18 minutos en pista se fue hasta los 19 puntos casi sin fallo y destrozó las escasas aspiraciones que tenía el cuadro zaragozano. Esa fue una de las claves y la otra es que el Ros Casares de Valencia es un auténtico equipazo, de lo mejor de Europa, que defiende al límite, fuerza continuos errores al rival y cuenta con una plantilla amplia y de enorme calidad. Así es muy complicado meterle mano y, por ello, acabó imponiéndose a las anfitrionas con cierta facilidad.

 

Pero ayer el Mann Filter fue un dignísimo semifinalista del torneo copero. Con intensidad, sin miedo y tratando de tú a tú al todopoderoso conjunto valenciano le aguantó lo que pudo.

 

Lo del inicio fue un auténtico sueño. El ver a las amarillas endosarle un 0-6 al Ros es para contarlo. Pero es que eran capaces de ser agresivas atrás, cerrar el rebote y correr hacia el aro contrario.

 

Pero pronto se vio otro de los factores determinantes del encuentro, el calvario al que sometió Laia Palau a la joven Cristina Ouviña. Le apretó una y otra vez y la promesa (ya toda una realidad) zaragozana se ahogó demasiadas veces. Normal. Pero eso difuminó las ideas aragonesas en ataque y con el daño que ya hacía la visitante Snell tanto por fuera como por dentro llegaron los nervios y el marcador dio la vuelta.

 

El dominio del rebote por parte de las de Isma Cantó fue apabullante y ahí también se desequilibró el duelo. Pero si el Ros posee otra arma es la de las rotaciones. Su quinteto reserva sería titular en medio mundo y no bajan el nivel. A pesar de ligeras mejoras en las amarillas, la vuelta a los despistes y las precipitaciones dejaba todo en bandeja a un rival en el que Milton Jones y Amaya Valdemoro anotaban de cualquier lado.

 

Y fue la internacional española la que al borde del descanso dejó casi todo sentenciado. Con una serie casi impecable de tiro, triple tras triples, se fue a los 17 puntos en un pis-pas (llegaría a 19). Un escándalo. Y la renta valenciana se iba a los 16, algo ya insuperable ante un conjunto de semejante calidad.

El Mann Filter no bajó los brazos en ningún instante, pero el adversario era demasiado duro, Ciudariene se cargaba rápidamente con cuatro faltas y a su gran estrella Allison Feaster no le salía absolutamente nada ayer. La diferencia entre unas y otras superaba ya los 20 puntos, incluso con Valdemoro en el banquillo (ya no haría falta que volviera a la cancha).


Ni siquiera un ligero resurgir de la descarada Ouviña fue suficiente para apretar el electrónico. Mucho antes había quedado todo resuelto. Entonces llegaron las rotaciones, las oportunidades para las no habituales en el Ros y gracias a ello el último parcial fue favorable a las aragonesas.

 

No necesitaban más y se reservaban para atacar su cuarta Copa seguida hoy ante el Perfumerías Avenida. Ahí sí se pueden encontrar más oposición, aunque el conjunto de Víctor Lapeña anoche dio muestras de su gran crecimiento.


Plantó cara, luchó, hizo las delicias de sus aficionados, les hizo soñar durante algunos minutos, cayó como casi todo el mundo ante el descomunal Ros y ya piensa, feliz por el esfuerzo realizado, en sus próximos compromisos. Fue bonito mientras duró, y el partido prácticamente duró hasta que Amaya Valdemoro y el resto quisieron.