También se juega con un balón. Y once frente a once. Pero no cabe comparar el fútbol de élite con el formativo. La élite, lo que se hace y se deshace en el Real Zaragoza, tiene cabida en otras pagínas de este diario. Ésta, la que usted está leyendo, nos remite al deporte puro, a la ilusión de los chavales, a la felicidad de los padres, a la afición sana que ayer llenó los campos federativos de Puente Santiago. Alrededor de 4.000 espectadores llenaron de vida el Día del Fútbol Base, la mañana en que se disputan las finales coperas de todas las categorías del fútbol cantera. Fiesta grande del fútbol aragonés.

La extraordinaria efervescencia que ha experimentado el fútbol en España en las dos últimas décadas, la concienciación de la necesidad de robustecer los medios humanos (entrenadores) y técnicos (infraestructuras), ha quedado reflejado en la explosión de la selección española y sus éxitos recientes. No hay premios ni castigos en el deporte: hay consecuencias. A Aragón ha llegado tarde el césped artificial, pero ha llegado. Además de instalaciones, cada vez hay más y mejores técnicos. La ilusión de los chavales se puede ahora encauzar de forma adecuada. El Día de Fútbol Base plasmó este fenómeno creciente. Cada vez más afición, cada vez mejores equipos, cada vez mejor fútbol. Este es el camino.

La Copa de las copas

Dentro de una matinal repleta de fútbol, se jugaron ocho finales de máxima categoría. La más esperada, el partido grande del año, el Trofeo San Jorge, reúne a equipos juveniles que compiten en categóría nacional. El resto de edades pugnan en categoría autonómica. La Copa de las copas se la bebió el Montecarlo, que tumbó al Real Zaragoza (1-0) en la gran final. Eduardo García firmó desde el punto de penalti el único gol de un partido en el que el Montecarlo impuso su orden y su casta a un Real Zaragoza que lo intentó hasta el final.

En el conjunto zaragocista se apreciaron muy buenas maneras. Además, los destellos no aparecieron en los futbolistas más pregonados. No sólo jugó bien el alcañizano Meseguer. Tierno cada vez está más maduro. Y, sobre todos, partidazo de Escuder en la banda derecha. Lo del Montecarlo tiene más inri. Es un pecado que este equipo no compita el próximo curso en la División de Honor. Marcos Sanchéz 'Toro' hizo raya atrás, infranqueable por arriba y por abajo. Alberto Pérez, Alquézar y Carbó completaron una defensa que bunquerizó a Salinero. Diego Pérez aguantó el centro del campo, con los incansables Eduardo García, Michel y Raúl Ibáñez. Y arriba, Sola y Aitor Caridad se dejaron la vida. El fútbol base, la justicia, sigue en deuda con este club hasta que recupere la División de Honor. Es increíble que un equipo que ha sumado 16 puntos sobre 18 posibles en el Trofeo San Jorge haya descendido en la Liga. Para creérselo es obligado pensar que el fútbol no sólo se juega en el césped.

En la Copa de Aragón Juvenil, el Oliver pudo con el Fraga (2-0). En cadetes, el Real Zaragoza derrotó (4-1) a un Barbastro que está trabajando sensacional en la base. En infantiles, el Amistad de Luis Avellaneda esperó hasta la tanda de penaltis para superar al Olivar. En alevines los Salesianos de Huesca sorprendieron al CN Helios. Los niños de Fernando Arnedillo vencieron en los penaltis. En la final benjamín, exhibición del San Gregorio ante el Juventud (7-1). En la final de los más pequeñitos, los prebenjamines, La Muela rompió la igualdad (2-2) ante el Stadium Casablanca, con un excelente Jorge Alastuey. El Prainsa, referente del fútbol femenino aragonés, se llevó el título ante el Ejea (3-0).

Heraldo de Aragón estuvo presente en la más numerosa representación del deporte de base en Aragón. A través de su suplemento Afición, ofreció un cuadernillo especial con información pormenorizada de todas y cada una de las finales. Hoy, en una edición especial de Afición, podrán encontrar las crónicas de todas las finales del gran día del fútbol aragonés. Haciendo afición.

R. Lahoz