MUNDIAL DE BALONCESTO

"No había vivido nada igual, fue algo increíble"

Lucila Pascua ya está en Zaragoza con su bronce del Mundial. Vuelve al trabajo con el Mann Filter con un metal y una gran sonrisa.

Lucila Pascua muerde su medalla ya en el Siglo XXI.
"No había vivido nada igual, fue algo increíble"
ESTHER CASAS

Apenas 24 horas después de colgarse al cuello la medalla de bronce en el Mundial de baloncesto femenino, la pívot del Mann Filter Lucila Pascua ya estaba en Zaragoza con la camiseta de su equipo y luciendo el metal entre sus compañeras. La vuelta al trabajo siempre es mucho más placentera tras un éxito de este calibre y la catalana, hija de un zaragozano, retoma los entrenamientos con un premio inédito en el deporte español y una gran sonrisa que denota su enorme felicidad en estos momentos. Como ella misma relataba, "nunca había vivido nada así, fue algo increíble".

Nada más aterrizar en la ciudad los abrazos de sus compañeras la hacían sentir como en casa. Su rostro no podía esconder su alegría. Y es que la vuelta a España tanto ella como el resto de la selección la vivieron "con mucha emoción. Había mucha gente en el aeropuerto, muchos medios de comunicación y ha sido increíble. Estamos muy contentas de volver a España después de doce días en la República Checa y de volver encima con una medalla colgada al cuello", relataba.

El bronce en el Mundial es histórico. Pascua ya había obtenido medallas en el Europeo, pero "nada es parecido. Igual se nubló un poco por aquello que dicen que es la final de consolación, y empezamos ganando de muchísimo y le quitamos un poco de emoción, sobre todo después del susto que dimos con Francia, que nos costó un montón. Pero fue algo increíble. Yo lo viví con muchísimos nervios aunque íbamos ganando por 15 y por 20, y la verdad que al final hubo mucha alegría".

La pívot comenzaba a bajar de la nube, esa que casi no les permitía creerse lo que habían logrado. "En general aún no te das cuenta de lo que has conseguido. Cuando llegas a España ya ves el despliegue que hay. Yo he parado en dos sitios y me han reconocido y me han dado la enhorabuena por la medalla. Hasta que no llegas y vas pensando en lo que has hecho no te das cuenta de verdad. Se puede pensar que es sólo una medalla, pero es que es a nivel mundial y no lo habíamos conseguido en la vida. Este era mi tercer Mundial y he vivido dos Olimpiadas y no habíamos pasado nunca del quinto puesto. Creo que puede ser complicado repetirlo. Tenemos lo que tenemos y hay que disfrutarlo", añadió.

Y un éxito de semejante importancia tiene que tener una dedicatoria especial. 'Luci' no dudó al dedicárselo "a mi familia, a mis padres y a mi marido, que no pudieron venir. Tenía muchas ganas de que estuvieran allí y me acordé mucho de ellos, pero ya los veo aquí, les he enseñado la medalla y ahora es todo genial".

Y para alcanzar un metal en un campeonato del mundo debe existir una clave dentro del vestuario. Pascua señala a la unión de todas las componentes de la selección. "El grupo ha estado fenomenal, súper unido. Estamos muy cómodas las unas con las otras, nos llevamos muy bien y eso se nota mucho en la pista. No hay individualidades, cada una sabe su rol en el equipo, lo entiende, y tanto las veteranas como las más jóvenes se compenetran muy bien".

Pero ahora toca volver a los entrenamientos, esta vez con el Mann Filter, pero Lucila lo asume con una enorme alegría. Tenía ganas de volver y su charla con su técnico Víctor Lapeña o el abrazo con Cristina Ouviña fueron una muestra de ello. Además, la vuelta con premio siempre es más grata: "Cuando tienes un fracaso deportivo te afecta. Pero si vienes con una medalla, con las ganas que tenía de volver a Zaragoza, de ver a todo el mundo y de empezar a trabajar con el equipo, es todo mejor, mucho más fácil".

Genio y figura. Y humildad. Ni con ese bronce colgando del cuello le cambia esa cara de niña mala que tiene. Ha cumplido un sueño, pero todavía le quedan muchos por intentar.