REAL ZARAGOZA

Goteras en los flancos

La mayoría de los 22 goles recibidos por el Real Zaragoza provienen de centros desde la banda. Una debilidad que los rivales ya han detectado y, como hizo el Sporting, intentan explotar al máximo.

Javier Aguirre
Real Zaragoza - Valencia_5
TONI GALÁN. APHOTO AGENCY

Muchos y variados son los problemas de Real Zaragoza durante este inicio de temporada. Aunque, probablemente, el más acusado de ellos es el que atañe a la seguridad defensiva. Con 22 goles encajados en 11 partidos, los aragoneses se muestran como el segundo equipo más débil del campeonato por detrás de un Osasuna que fue especialmente vilipendiado por Barcelona y Madrid. Desde luego, el promedio de dos goles recibidos por encuentro es altamente preocupante. Una avería que ha de ser solucionada con la mayor celeridad posible.


Sin duda, el primer paso para arreglar un problema es su detección. Generalmente, cada gol recibido es un mundo y obedece a una serie de situaciones especiales que desencadenan en la máxima tragedia futbolística. Sin embargo, en el caso del cuadro blanquillo, se pueden apreciar varios patrones comunes en cada acción previa a la recogida del balón en la malla propia.


Así, es fácil detectar que el foco de los mayores problemas de los zaragozanos se encuentran en las bandas. Hasta 15 goles de los 22 encajados nacen desde el lateral del campo. Una cifra altamente preocupante y que no ha pasado desapercibida para los rivales, que cada vez se lanzan de manera más descarada a buscar los costados zaragocistas. Los problemas para despejar el juego aéreo, evidentemente, hacen el resto.


Debido a los extraños parámetros en los que se movía el equipo que se enfrentó al Real Madrid en la primera jornada de Liga se suele excluir dicho encuentro de todo análisis que se realiza de la temporada. Jugadores que se marcharían poco después, otros que llegaron más tarde... Una plantilla embrionaria que, sin embargo, recibió tres tantos de jugadas generadas por banda. Todas ellas por la derecha madridista (izquierda zaragocista). En la primera, fue Sergio Ramos el que entró hasta la línea de fondo para colocar un centro templado que Marcelo convirtió en el 2-0. Un camino que Di María y Kaká retomarían en la segunda parte para servirle dos balones francos a Cristiano Ronaldo en dos jugadas casi clónicas. Fueron el 4-0 y el 6-0 respectivamente.


El perfil diestro (zurdo desde la óptica zaragocista) fue también el utilizado por el Espanyol para materializar su única diana en La Romareda. En este caso se produjo gracias a un inocente centro de Javi López que nadie supo despejar y terminó besando la red defendida por Roberto. Aunque, sin duda, el mayor descalabro por la banda izquierda del Real Zaragoza se dio en el Benito Villamarín. De una forma u otra, los cuatro tantos verdiblancos llegaron por el lateral que en aquel partido ocupaba Abraham, aunque con ayudas de Barrera y Juan Carlos. Sintomáticos fueron las dos dianas de Roque Santa Cruz a pase del lateral Chica.


A partir de ahí, el equipo pareció experimentar un repunte que, sin embargo, se truncó de manera trágica en Pamplona. Tres goles en tres centros, uno de ellos en un saque de banda, noquearon a los de Javier Aguirre e iniciaron una sangría que todavía no ha sido suturada. Valencia, Atlético de Madrid y Sporting de Gijón consiguieron sus respectivos explotando el ataque por los carriles exteriores. El conjunto de Unai Emery logró llevarse la victoria gracias a un centro aislado de su lateral derecho, Bruno, que, de manera incomprensible, fue a parar al izquierdo, Jordi Alba, que no falló.


En el Calderón, el Real Zaragoza salió con una defensa de tres centrales más dos carrileros que tampoco se mostró operativa. Con Paredes y Barrera custodiando el flanco zurdo, Arda optó por no buscar la línea de fondo y, sin oposición, trazó un pase con el que Adrián, de un magnífico testarazo, reabrió la herida. Posteriormente, Gabi, mediante una jugada de estrategia que buscaba el segundo palo, y Filipe Luis, con una internada por el lado de Juárez, le echaron vinagre.


En el último compromiso disputado, los dos tantos en contra llegaron mediante sendos centros desde la derecha del Real Zaragoza. Una circunstancia que hizo que la grada de La Romareda la tomara de manera clara y directa con Juárez, probablemente personalizando en su figura todas las penurias vividas.