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Goles y canteranos

El Real Zaragoza cumplió con el partido de entrenamiento y goleó al Navaleno. Más allá del resultado y del rival, el equipo funcionó con ritmo, cohesión y orden. Notable papel de Kevin Lacruz y Jorge Ortí. Golazo de Ander y 'hat trick' de Uche.

Marco Pérez, debutante ayer como zaragocista, busca la posición de remate entre la defensa rival antes de un córner.
Goles y canteranos
TONI GALáN/A PHOTO AGENCY

Más que un partido, cabe hablar de un entrenamiento frente a un equipo orgulloso, casi tanto como el Celtic de Glasgow del que toma los colores y su dibujo en la camiseta, que recibió catorce goles, apuntó un lanzamiento de esquina como única jugada de contenido ofensivo y no dio ni una patada más alta que otra. El Zaragoza encendió las máquinas ante el Navaleno, equipo de Regional Preferente formado por una pandilla de amigos entrenada por Pedro Fernández, y efectuó, más allá de los varios racimos de goles repartidos, la puesta en práctica de lo ensayado en los primeros días de pretemporada, que era de lo que más o menos trataba este desigual duelo en el que medio pueblo de Agapito Iglesias se subió en romería al campo de fútbol.El amistoso acabó 0-14 y algunos pueden establecer comparaciones con el precedente de la pretemporada pasada (0-11) y sacar conclusiones oportunas o inoportunas. Lo cierto es que, más allá del resultado, la inflación interanual de goles y el riesgo de derrapar con conclusiones prematuras, el Real Zaragoza enseñó un funcionamiento interno que reflejó cierta memoria íntima, como si los futbolistas prolongaran la conciencia colectiva de la pasada temporada.

Se jugó con una cadencia superior a lo imaginable para un equipo que por la mañana se había empachado de entrenar y que apenas lleva cinco días en carburación, y el conjunto se cohesionó con orden tanto con la pelota como sin ella. Cierto es que delante apenas tuvo oposición, pero a estas alturas del acoplamiento la nota es positiva.

En el Real Zaragoza marcaron todos los delanteros y además pudieron hacerlo varias veces. El depredador fue Uche (3), y por duplicado anotaron Braulio (que falló un penalti adivinado por Oteo), Jorge López, Ander Herrera (el primero de zarpazo lejano que reventó el larguero y cayó dentro) y Jorge Ortí, 17 años, debutante con el primer equipo y desenfadado en el remate. A unidad de gol tocaron Lafita, Marco Pérez, otro estreno con acierto, y Kevin Lacruz, de cuya edad adulta para el fútbol hay que comenzar a hablar. Anatómicamente, progresado, Kevin tomó el mando del equipo en la segunda mitad lanzando y gestionando los ataques del Zaragoza. Fue sencillo y lógico, pasaba y ocupaba espacio, dinámico y ligero. Su gol, en sociedad con Jorge Ortí, fue otro de los destellos de la tarde.

Del partido del Zaragoza, hay que concentrarse en unas cuantas pequeñas historias. El ensayo sirvió para comprobar que Gay piensa en Jorge López como cerebro en caso de que el mercado no arroje nada mejor. También subrayó la buena salud del grupo de canteranos desplazado a Navaleno. Los jóvenes destacaron. Al margen de Ortí y Kevin y de los porteros Alcolea y Unai, que apenas intervinieron, Edu García se destapó como proyecto de sedoso futbolista en la banda derecha y José, en el lateral, masticó metros de vocación ofensiva. En la guardería, aunque no haya brotado en la cantera, hay que incluir a Marco Pérez, de 19 años. La Sombra anuncia fibra, potencia y dinamita con espacios libres. Marcó Marco y eso le estimulará en estos días de integración y vida nueva.

Más buenas noticias salieron de los futbolistas que hasta no hace mucho vivían entre cojeras, lamentos y físicos desfondados. Diogo, poco a poco, va volviendo. Obradovic es otro, el más incombustible de la plantilla en estos momentos. Goni también crece. Y Uche, a falta de afinar su explosividad, ha calibrado su remate: tres goles y dos palos. Buenos colores para un Zaragoza que continúa cocinándose.