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Rubén Castro, el goleador inagotable que dejó su huella en la SD Huesca
El equipo azulgrana se reencontrará en Málaga con el máximo anotador nacional, que vivió una temporada crucial en El Alcoraz.
Rubén Castro colecciona hitos cuando está próximo a cumplir 42 años. Los caminos de la SD Huesca y del delantero canario vuelven a converger este lunes en Málaga (18.30, LaLiga SmartBank TV), y para entonces ya será el máximo anotador español de todos los tiempos y de Segunda. Durante su carrera ha sumado 93 dianas en Primera y 195 en la categoría de plata. El club malacitano se agarra a sus hechizos para seguir soñando con la permanencia y la portería azulgrana se verá amenazada por un futbolista que vivió una campaña crucial en El Alcoraz.
El encuentro entre el club oscense y Rubén Castro, el pacto que ambos firmaron en el verano de 2008, afianzó el futuro de ambos en el fútbol profesional. Un año feliz sin el que el destino del club y, sobre todo, del jugador podría haber sido bien diferente. Recién ascendido a Segunda División, el Huesca realizó un ejercicio de ingeniería económica a varias bandas para convencer al jugador y a su club de entonces, el Deportivo de La Coruña, de que la ciudad aragonesa era su mejor destino posible.
La negociación que sacaron adelante José Antonio Martín, Petón, y Agustín Lasaosa implicó además a la agencia de representación Bahía Internacional y de manera muy directa al entonces presidente del Deportivo, Augusto César Lendoiro.
El futbolista de Las Palmas de Gran Canaria tenía entonces 27 años y un futuro que se oscurecía por momentos después de cinco temporadas en Primera durante las que no se había asentado ni con los gallegos ni en sus cesiones a Albacete, Racing de Santander y Nástic de Tarragona. El Huesca le persuadió de la conveniencia de bajar un escalón para volver a tomar impulso y se convirtió así en el fichaje estrella de un verano que había recogido el entusiasmo del ascenso en Écija y lo propulsó hacia el futuro profesional de la entidad.
"No me considero una estrella. Para nada es un paso atrás. Yo lo que necesitaba era jugar y el Huesca ha puesto mucho interés en mí", señaló el día de su presentación como una manera de sintetizar el ánimo con que aterrizaba en El Alcoraz. Unas palabras que se trasladarían al terreno de juego: formando una pareja feliz con el también delantero Roberto García, marcó 13 goles en la liga y uno en la Copa.
Su segunda mejor campaña como futbolista, después de la que le valió el pichichi de Segunda con Las Palmas en la 03-04, le devolvió al mapa y alivió la amargura que le había menguado en el Deportivo de La Coruña. La campaña siguiente jugó a préstamo con el Rayo Vallecano y al siguiente le fichó el Betis. El resto es historia. Su trayectoria posterior incluye un exótico paso por el fútbol chino y una huella indeleble con los béticos y después, Las Palmas, Cartagena y Málaga.
En La Rosaleda esperan que sus goles acorten la distancia que les separa de la salvación, de cinco puntos en estos momentos, y el canario se marca el objetivo personal de llegar a los 15 tantos al final del curso, cinco más de los que atesora en este momento. "Es verdad que estoy en el mejor momento desde que he llegado aquí. Ha sido un poco tarde, ciertamente, pero bueno, como todavía quedan muchos puntos y partidos para seguir metiendo goles, lo voy a intentar", apuntó esta semana.
