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Timor, el multiusos de la SD Huesca

El valenciano es una pieza indispensable para Cuco Ziganda, que lo está empleando indistintamente en el centro del campo y en la defensa.

David Timor observa a quién pasar durante el partido del sábado con el Racing.
David Timor observa a quién pasar durante el partido del sábado con el Racing.
Verónica Lacasa

Lo mismo coge el volante en el centro del campo, que levanta un muro en la defensa. En sus apuntes, Cuco Ziganda tiene escrito el nombre de David Timor en letras mayúsculas. El valenciano, que este lunes ha cumplido 33 años, se ha convertido en una pieza indispensable para el técnico. Lo ha empleado en las once jornadas que se llevan consumidas y ningún otro de sus jugadores de campo suman más minutos, 865. En él ha encontrado una pieza polivalente que le es útil en dos zonas del campo. Casi de manera indistinta, lo viene alineando en la medular como pivote, la función que tradicionalmente ha desempeñado, y en la defensa, rol para el que anteriormente había sido reclamado más puntualmente.

“Vengo jugando igual de central que de mediocentro y en ese sentido estoy a disposición del míster, con la idea de hacerlo lo mejor posible”, manifestó el sábado tras el 0-0 con el Racing. En ese duelo recuperó la titularidad tras haber guardado un relativo descanso el miércoles en el triunfo con el Oviedo -en el que entró desde el banquillo a falta de trece minutos- para formar una pareja hasta entonces inédita en el eje de la zaga con Rubén Pulido. Una vez que ambos se aclimataron, la dupla fue sólida. De hecho, el equipo no encajó ningún gol, como también sucedió en las tres ocasiones anteriores en las que había jugado de inicio por delante de Andrés.

Llegado al Huesca desde el Getafe en el último mercado de invierno, ha sido en el actual ejercicio titular en el centro del campo en seis careos y en cuatro en defensa. En dos arrancó en el medio para después retrasar su posición.

Para formar el doble pivote de Ziganda, ha coincidido sobre el césped con todos los demás azulgranas susceptibles de operar en la sala de máquinas. Su pareja de baile más habitual está siendo Tomeo, con el que ha compartido minutos en cinco compromisos. Pero también se ha tenido que entender con Kento, tres veces, Sielva, dos, y Salvador, una. Casi lo mismo le ocurre en la defensa. Ha jugado en tres ocasiones con Blasco, en dos con Jorge Pulido y en una con Rubén Pulido y Euse. Solo no ha probado con Anglada.

Es el jugador del Huesca que más pases da, 395, y el segundo que más recuperaciones ha conseguido, once, dos menos que Florian Miguel. También es el que más amarillas ha visto, con cuatro está a una de cumplir ciclo.

Inició la liga como centrocampista, pero pronto hubo que echar mano de él en defensa. La primera ocasión fue en la segunda parte de la tercera jornada, la del tropiezo en Albacete (2-1). Tras el descanso dio un paso atrás para ajustarse con Jorge Pulido y al ser expulsado éste se tuvo que conjuntar con Euse. La sanción del capitán y el hecho de que Rubén Pulido aún no estuviese listo para jugar facilitó que repitiese función codo con codo con Blasco en las victorias ante el Ibiza (3-0) y el Málaga (1-0). En la derrota con el Alavés (2-1) empezó como socio de Kento en la medular y en la segunda parte se unió a Blasco.

Una semana después, con el Leganés en El Alcoraz (1-0) repitió con Jorge Pulido. Para el desplazamiento a Granada (0-0) se le requirió para formar dupla como pivote con Sielva, primero, y con Tomeo después. Con el Lugo (1-1) lo hizo con el de Alloza y con Salvador. En Oviedo ayudó con Kento en el desenlace y ante el Racing volvió a ser defensa. Para saber que papel le tiene reservado Ziganda en la siguiente jornada, habrá que esperar al sábado, cuando el Huesca visitará al Mirandés (18.30).

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