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La SD Huesca regresa de La Romareda con un punto para seguir construyendo

Los azulgranas, que continúan sin arrancar en un inicio de curso con altibajos, volvieron a ser competitivos ante el Zaragoza. Dejaron una vez más su meta a cero, pero echaron en falta más pegada.

Los jugadores de la SD Huesca aplauden a los aficionados que les acompañaron en La Romareda.
Los jugadores de la SD Huesca aplauden a los aficionados que les acompañaron en La Romareda.
Toni Galán

Es evidente que sigue habiendo aspectos que mejorar, pero un punto fuera de casa siempre debe ser bienvenido, más en un partido desarrollado con la intensidad con el que se disputó este lunes en La Romareda. La SD Huesca continúa sin arrancar, sin ser un equipo netamente arrollador que desarrolle un juego fluido durante la mayor parte del partido, pero ante el Real Zaragoza volvió a ser competitivo (0-0). Después de la decepción que supuso la derrota de la jornada anterior con el Tenerife (1-2), era necesario al menos no volver a perder en el siguiente compromiso, el primero de una semana que alberga otro desplazamiento, el del sábado a Gerona, para que las dudas no empezasen a ser demasiado llamativas e incluso pasar al terreno de las certezas.

El derbi aragonés se había planteado como un punto de inflexión, no lo fue, pero al menos hace que se coja algo de aire. En lo que se refiere a la posición que ocupan los de Ambriz en la clasificación, 12º tras nueve jornadas, no es la esperada dentro de un proyecto ambicioso. Si se atiende a la distancia en puntos, el ‘play off’ queda a tres y el descenso, a dos. La liga está en un pañuelo.

Hubo ocasiones, tensión, decisiones comprometidas por parte del árbitro. Muchos ingredientes. Faltó uno, el fundamental, el gol. Es la quinta ocasión en la que el Huesca deja su meta a cero, curiosamente son todas en las que ha conseguido empatar o ganar en lo que va de temporada, y la segunda en la que no inaugura su marcador.

En lo que respecta a su portería, Andrés resultó providencial, en particular en el inicio de la segunda parte y también hubo suerte, hay que reconocerlo. Álvaro Giménez se encontró con la madera dos veces una de ellas en un penalti a falta de cinco minutos. De cara a la de enfrente, hubo arreones. Joaquín se estrelló con el larguero y también protagonizó una acción en la que se fue de cuatro rivales. Lo hizo todo como Messi salvo la definición. El andaluz se está afianzando como una de las armas principales del Huesca. Mateu, que viene teniendo ese papel desde el primer minuto de la campaña, lo intentó con tiros directos desde el córner y alguno incluso causó problemas y Seoane lanzó una falta al filo del área tras un derribo de Florian Miguel, a quien se le señalaría después la pena máxima a favor del Zaragoza, que se fue fuera por poco. Después, en el segundo acto, hubo varios tiros de Mikel Rico y una buena incorporación de Pulido.

Ambriz optó de inicio por un once muy móvil, especialmente por las bandas. Con la inclusión de Miguel y Buffarini por los laterales dos de las novedades junto a Mikel Rico, y con Mateu y Joaquín por delante, el Huesca tan pronto defendía con una línea de cinco como atacaba con el malagueño haciendo pareja de Pitta con Escriche o se ordenaba en un más canónico 4-4-2. Los zagueros tras unos inicios dubitativos, en los que sufrieron especialmente con metros a la espalda, algo que viene siendo habitual, se fueron asentando hasta sentirse cómodos.

Por fin se pudo ver a Cristian Salvador en su sitio natural, el mediocentro. El zamorano entró tras el paso por los vestuarios recogiendo el testigo de Seoane. Dejo muestras de lo que puede ser, pero le costó coger el ritmo después de haberse perdido los tres compromisos anteriores. Para la estadística queda que en el derbi Ferreiro alcanzó los 200 partidos con la camiseta del Huesca. Tuvo algo más de veinte minutos en los que supo inquietar.

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