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Los compañeros de descenso de la SD Huesca tampoco han encontrado aún entrenador

Al igual que los azulgranas, el Valladolid y el Eibar buscan un nuevo responsable para sus banquillos aunque en sus casos también han tenido que acometer el relevo en la dirección deportiva.

Pacheta, tras consumarse el descenso ante el Valencia.
Pacheta, tras consumarse el descenso ante el Valencia.
Rafael Gobantes

Ninguno de los tres equipos recién descendidos a Segunda División cuentan con entrenador más de diez días después de que se celebrase la última jornada de Liga. La situación de la SD Huesca no es distinta a la de sus compañeros de viaje de vuelta a la categoría de plata. La confirmación de que no se seguiría en la élite provocó el adiós de Pacheta, en los azulgranas, de Mendilibar, en el Eibar, y de Sergio González, en el Valladolid, bajas que hasta la fecha no han sido cubiertas.

Se manejan perfiles, se asegura que se viene trabajando con candidatos desde tiempo atrás y se pide calma. El recetario es similar en El Alcoraz, en el José Zorrilla y en Ipurua. Los oscenses, por ejemplo, tienen claro que quieren un entrenador moderno, amante del fútbol dinámico y que se maneje con las nuevas tecnologías, mientras que los armeros abogan por alguien que conozca bien el club y sus peculiaridades. Son siluetas que aún no tienen rostro.

En Primera División, en cambio, el panorama en los 17 equipos que continuarán es muy diferente, quince ya tienen a los titulares de sus banquillos atados. Dejando al margen las incógnitas sobre el Barça y Koeman, solo el Granada no tiene entrenador y donde se han producido cambios estos han sido rápidos. El más sonado, el regreso de Ancelotti al Real Madrid, mientras que al Valencia ha llegado Bordalás y al Getafe, Míchel González.

El hecho de que la Segunda División todavía no haya concluido es uno de los condicionantes a los que se enfrentan los descendidos. Los ‘play off’ de ascenso acaban de comenzar y varios de los nombres de los directores de los conjuntos en liza son de los primeros que se han relacionado con ellos. En el Almería se encuentra un ex de El Alcoraz, Rubi, y en el Girona otro, Francisco, mientras que el responsable del Rayo Vallecano es Andoni Iraola y el del Leganés, Asier Garitano. Otros nombres recurrentes son sus respectivos ‘ex’ (Pacheta, Mendilibar y Sergio González) en lo que sería una suerte de intercambio de cromos así como Míchel Sánchez, al que se le une al Valladolid junto al portugués José Gomes, y Gaizka Garitano, que se asocia al Eibar.

Saber quién va a ser el nuevo entrenador es en circunstancias normales la primera piedra del proyecto. A partir de ahí se puede planificar no ya solo la construcción de la plantilla contando con la opinión de quien va a tener que lidiar de forma más directa con el vestuario, sino también aspectos más mundanos como el diseño de la pretemporada. No fallar en su elección es clave y por eso desde el Huesca se quiere huir de agobios.

A este respecto, los plazos no estarían siendo muy distintos a los vividos tras el fin del anterior paso por la máxima categoría. Entonces, desde la última jornada hasta la llegada de Míchel transcurrieron quince días, si bien entonces el estallido de la Operación Oikos hizo que la oficialización de la contratación del técnico madrileño se demorase a pesar de que el ‘sí, quiero’ ya estaba dado.

A diferencia de los oscenses, el Valladolid y el Eibar se han encontrado con otra traba más. Así como en El Alcoraz se renovó en la dirección deportiva por tres temporadas a Rubén García, sus homólogos en las otras dos entidades deportivas no continúan.

En los vascos el sustituto de Fran Garagarza ha sido César Palacios, exjugador que ya ocupó ese cargo en el Numancia de 2010 a 2020, y que fue presentado el lunes, y en el Valladolid quien parece llamado a recoger el testigo de Miguel Ángel Gómez es un viejo conocido del Huesca y el Real Zaragoza, Lalo Arantegui, 

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