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Melero regresa por primera vez a El Alcoraz

El medio madrileño, pieza clave en el primer ascenso del Huesca, es ahora básico en los esquemas de su próximo rival, el Levante.

Melero celebra un gol con la SD Huesca.
Melero celebra un gol con la SD Huesca.
Rafael Gobantes

Vuelve a casa y lo hace por Navidad. El partido del martes será sin duda especial para Gonzalo Melero. El medio, ahora en el Levante, se medirá por primera vez de forma oficial a la SD Huesca (19.45), al que fue su club durante tres temporadas, con el que disputó 102 encuentros y del que lució su brazalete de capitán. El madrileño de 26 años, que en el verano de 2019 ya se midió a los oscenses en un amistoso en Teruel, pisará de nuevo el césped de un estadio al que ayudó a crecer alcanzando en su primer curso por primera vez el ‘play off’ de ascenso y celebrando un año después el salto a la élite. En su despedida, le quedó la espina de no haber logrado la permanencia.

Ahora, jugador y la entidad azulgrana cruzan un camino que transcurrió en paralelo desde el verano de 2016 hasta el final de la campaña 2018-19. Melero apareció en el Huesca como un producto de la cantera del Real Madrid que había empezado a despuntar en Segunda División en la Ponferradina. “Vino de puntillas, sin hacer ruido”, dijo de él Agustín Lasaosa durante el homenaje por su partido cien. Sin embargo, pronto se convirtió en una figura relevante.

En el primer ejercicio a las órdenes de Anquela participó en 36 encuentros, fue titular en 32 y marcó siete goles. Después, con Rubi, llegó su explosión. En la campaña del ascenso tomó parte en 38 encuentros, siendo siempre de la partida, y cantó 17 dianas, el que más del equipo. De cara al debut en Primera División se esperaba que fuese uno de los pilares. Sin embargo, una osteopatía de pubis que finalmente le obligó a pasar por el quirófano le martirizó y mermó. Participó en 22 encuentros, comenzó siendo fijo en el once, pero acabó como pieza de refresco.

El Villarreal renunció a su opción preferencial de compra y el Levante lo acabó adquiriendo por 3,6 millones de euros, el traspaso de mayor calado en el Huesca hasta que el Getafe desembolsó seis millones de euros por Enric Gallego.

En su primera temporada como granota no logró asentarse como titular y alternó presencias en el once con suplencias. Está siendo en la actual cuando su ascendencia dentro del grupo que dirige Paco López ha crecido. Con 912 minutos disputados, es el cuarto que más en los valencianos, lleva marcados dos goles y repartida una asistencia. Además, muestra de que el juego del Levante pasa por sus botas, es el segundo que más pases da y también el segundo que más faltas comete.

También Miramón

En la expedición del Levante figura otro de los jugadores que debutaron en Primera División de la mano del Huesca, Jorge Miramón. El zaragozano, después de demostrar su valía para la máxima categoría, se unió al Levante, donde, al igual que hizo en El Alcoraz, se ha quedado en propiedad el lateral derecho. Y aún figura en las filas granotas otro ex, Doukouré

El centrocampista costamarfileño, cedido el curso pasado en El Alcoraz, solo pudo vestirse de corto para colaborar en el último ascenso en cuatro ocasiones. Sus problemas de rodilla retrasaron su debut hasta después del confinamiento y posteriormente se rompió el tendón de Aquiles, lesión de la que aún se recupera. En el Huesca, en cambio, será de la partida Pedro López, que antes de llegar a la capital oscense compitió con los del Ciutat de València durante ocho cursos.

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