Andrés, portero de la SD Huesca: "Fue un partido cargado de emociones"

"Todo fueron emociones". El meta Andrés Fernández resumió este lunes así lo que representó para él el 1-1 ante el Villarreal del domingo con el que la SD Huesca arrancó su segunda incursión en Primera División. El murciano, diez campañas después, volvió a situarse bajo el arco de los azulgranas y lo hizo frente al que hasta hace tres semanas había sido su equipo en los últimos cuatro cursos. "Me resultó extraño porque la pretemporada ha sido corta y ha pasado poco tiempo desde la última vez que estuve ahí", comentó, añadiendo también que "tenía muchas ganas de empezar".

La anterior vez que el meta se había enfundado la camiseta de los altoaragoneses en un partido oficial había sido precisamente también contra el club ‘groguet’ aunque en aquella ocasión enfrente había estado su filial. Fue el 7 de mayo de 2011 en la 37ª jornada de Segunda División. La portería, como en otras doce ocasiones en aquella 2010-11, quedó inmaculada y los de Onésimo se impusieron por 3-0.

Andrés acabaría conquistando el trofeo Zamora de la competición y regresando al Osasuna, club que lo había mandado a préstamo a El Alcoraz. Con los navarros logró asentarse en Primera hasta llamar la atención del Oporto, que lo incorporó a sus filas. En Portugal no tuvo suerte, el Granada lo trajo de vuelta a España y, hasta su vuelta a Huesca a finales de agosto, el Villarreal fue después su casa durante cuatro cursos.

Con sus paradas en La Cerámica contribuyó a dar seguridad a su compañeros. De todos modos, por encima de su actuación individual, quiso destacar el buen hacer colectivo frente "a uno de los mejores equipos de la liga". Así, se quedó "especialmente con la actitud del equipo". "Tenemos que tener claro que debemos estar juntos tanto para atacar como para defender", puso de relieve.

El futbolista, de 34 años y que firmó con los oscenses hasta 2023, recalcó que "se hicieron muchas cosas bien", pero también quiso ser exigente indicando que "otras muchas se pueden mejorar". "Nos medimos a un rival que jugaba muy bien con el balón y que tenía grandes jugadores, pero hubo momentos en que podríamos haber retenido un poco más la posesión y no haber buscado acabar tan rápido", puso en el debe de los suyos.

Sobre el penalti de Maffeo que significó el definitivo 1-1 opinó que "es una pena que se señalen ese tipo de mano". "Hay manos que no hacen que se corte una jugada de gol que no se deberían sancionar", consideró.

El sábado llega a El Alcoraz, donde tiene "muchas ganas de jugar", el Cádiz, un presumible rival directo por la permanencia. "No es especial, ni vale doble, hay que ir partido a partido y trabajar toda la semana para llegar en las mejores condiciones", quiso restarle dramatismo a la cita.