La SD Huesca ya solo tiene ojos para el Málaga

La cuenta atrás está en marcha. A efectos competitivos, tras guardar descanso el sábado, la SD Huesca inició este domingo con una sesión en el IES Pirámide la semana en la que volverá a competir tres meses después. Aquel partido con el Málaga correspondiente a la jornada 32 de Segunda División que se llegó a ver muy lejano en los momentos más duros del confinamiento ya se encuentra a la vuelta de la esquina. Será el viernes a las 19.30 en La Rosaleda. En el momento en el que el balón eché a rodar quedarán atrás los 58 días en los que los futbolistas se ejercitaron en sus casas, las dos semanas de entrenamientos individuales, las sesiones divididos en grupos y la vuelta al trabajo colectivo de los últimos días. Por delante, restarán otros diez compromisos y la posible promoción de ascenso dentro de un calendario más que apretado que pondrá fin a la temporada a principios de agosto. Permanecerá durante todo o casi todo ese tiempo la estrictas medidas de seguridad sanitaria y sus protocolos, incluidos los test. No en vano, 48 horas antes de medirse a los andaluces Míchel y los suyos, entre los que hasta la fecha no se ha encontrado ningún positivo, volverán a ser examinados.

El último precedente de los oscenses es su victoria contra el Fuenlabrada por 2-0 el 7 de marzo. Ese resultado, balsámico tras la derrota con el Rayo (2-0) y el empate con el Extremadura (2-2) precedentes, dejó al equipo cuarto a cinco puntos del ascenso directo y con ocho de ventaja sobre el séptimo, primer conjunto fuera de la zona de ‘play off’. Ese será el punto de partida para acabar logrando el regreso a Primera División, objetivo marcado y repetido por los jugadores y el entrenador ya sin ningún tipo de ambage.

La matinal en el Pirámide confirmó que el equipo, a excepción de Manu Molina, uno de los cinco promocionados desde el Ejea, que sigue al margen por una lesión muscular, se encuentra en perfecto estado, incluido Eugeni, que hasta el lunes pasado no había podido ejercitarse al mismo ritmo que sus compañeros. El núcleo de la sesión, que duró unos noventa minutos, consistió en ejercicios destinados a apuntalar las ideas en lo que a posicionamiento se refiere y a practicar el manejo de la posesión. Para finalizar, se probó a los guardametas, que habían estado realizando trabajo específico, con una tanda de lanzamientos. Recuperar el manejo del balón y afinar la puntería después de tanto tiempo sin haber podido jugar al fútbol con cierta normalidad ha sido una de las misiones del cuerpo técnico.

En los próximos días, la preparación del choque va a seguir cuidándose con el máximo mimo dado que en el vestuario se considera fundamental arrancar con una buena racha de resultados frente al Málaga y los rivales siguientes, Mirandés y Albacete, antes de que de forma consecutiva el Huesca se vea las caras con los actuales dos primeros, el Cádiz y el Real Zaragoza. Así, la planificación hasta el viernes no incluye ningún día de descanso y sí dos de entrenamientos a puerta cerrada y al menos un paso por El Alcoraz. Ya el jueves pasado los azulgranas se ejercitaron en su estadio sin cámaras de por medio en lo que fue un primer ensayo general y una forma de ir acostumbrándose al ambiente con el que se encontrarán en una Rosaleda sin público, como serán por el momento los partidos.

Para poder estar presentes allí, el jueves, la expedición azulgrana, reducida al mínimo indispensable, en el que se encuentran los 23 jugadores que compondrán la convocatoria, tomarán un vuelo chárter directo desde Huesca. Pernoctarán en Málaga y a la finalización del encuentro regresarán del mismo modo. Una de las máximas serán exponerse lo mínimo posible a contagios de covid-19. Así, por ejemplo, la compañía con la que se vuele deberá presentar un certificado de limpieza del avión y en el hotel los accesos y las instalaciones que se empleen serán de uso exclusivo.

Después, la próxima estación será la visita del Mirandés a El Alcoraz. El tren de la liga ya no se detiene.