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Míchel vuelve con la SD Huesca al estadio donde fue leyenda

El técnico vivirá este domingo en Vallecas su partido más emotivo. Llevó la camiseta del Rayo en 426 partidos oficiales y lo dirigió 89 veces.

De izquierda a derecha, Rubén García, Míchel Sánchez y Manuel Torres.
De izquierda a derecha, Rubén García, Míchel Sánchez y Manuel Torres.
Rafael Gobantes

El niño que aprendió a dar patadas a un balón en los descampados de Vallecas. El hijo de los fruteros. El segundo futbolista que ha disputado más partidos con el Rayo Vallecano regresa a casa. Míchel Sánchez se enfrentará este domingo y por primera vez al equipo de su ciudad y de su vida (21.00, Gol). Al frente de la SD Huesca aguarda una noche que adjetiva como “especial” y en la que, más allá de la importancia de los puntos en juego, convergen la emoción, los recuerdos y el agradecimiento de la grada hacia una figura capital en la historia del club franjirrojo.

Míchel disfruta en la entidad azulgrana de su primera experiencia en los banquillos lejos de la seguridad del hogar. Acecha el Rayo, todavía en la lejanía, como un aspirante a rival directo por el ascenso a Primera División. La gesta que ya lograron ambos en mayo de 2018. El preparador busca un nuevo éxito tras aceptar el reto que le lanzaron el director deportivo, Rubén García, y Petón la primavera pasada. Le persuadieron de que había fútbol más allá de Vallecas después de haber disputado 426 partidos oficiales con el primer equipo, la mayoría como capitán, y de haberlo dirigido 89 veces desde el banquillo.

Nacido en 1975, Míchel conoció un Vallecas anterior al desarrollo de los planes urbanísticos. Muy diferente al de ahora. Nació en la calle Monte Oiz, “en esas casitas bajas que todo el mundo llamaba chabolas pero que nosotros llamábamos hogar”, contó en el pregón de las fiestas patronales que dio en 2018. Un barrio retratado en los ochenta por las películas de Eloy de la Iglesia, estigmatizado a veces por los lugares comunes: delincuencia, pobreza, heroína. En esa misma zona, donde sus padres regentaban una frutería, se erige ahora la Fuente de la Asamblea, donde el Rayo Vallecano celebra sus éxitos. A escasa distancia se encuentra el Estadio de Vallecas.

De niño, llamó la atención del Rayo mientras disputaba un torneo infantil en un equipo formado por amigos del barrio. Tras ser admitido en las categorías inferiores, su camino hasta la asunción del brazalete de capitán y la condición de centrocampista total presenta varios nombres propios. Formadores y técnicos que pulieron sus aristas, del talento en bruto de esos primeros años hasta la concepción táctica, muy definida, de su idea del fútbol. Siempre destaca Míchel a uno de ellos, Paquito, que le lanzó una frase lapidaria que le ha acompañado en su crecimiento y le enseñó a descifrar este deporte: “Eres el jugador con más talento de la plantilla y el que menos va a jugar”.

José Antonio Camacho le dio la alternativa el 28 de noviembre de 1993, en un partido frente al FC Barcelona en Vallecas que concluyó 2-4. Relevó en el minuto 71 a Antonio Calderón, que también sería entrenador de la SD Huesca. En ese Rayo jugaban Onésimo o el oscense Josete Tomás, y Agustín Lasaosa se encargaba de la secretaría técnica. Canterano y con 18 años recién cumplidos, le costó asentarse y sería cedido al Almería en la temporada 96-97.

Regresó más fuerte y en las seis campañas siguientes comenzó a modelar su leyenda en un Rayo Vallecano que subió a Primera y llegó a participar en la Copa de la UEFA en la 2000-01. Con la pérdida de la categoría en 2003 daría su primer paso a un lado para recalar en el Real Murcia. Un ambicioso proyecto en el que casi todo salió mal: Míchel, cedido entre medias al Málaga, nunca llegaría a encontrar su mejor versión con los pimentoneros, que en enero de 2006 le mandaron a préstamo de vuelta a los franjirrojos. Para quedarse.

El Rayo competía entonces en Segunda B y la vuelta de su emblema ayudó a la vuelta de su emblema a la élite. En 2008, con el salto a la categoría de plata a la par que la SD Huesca y en 2011 a Primera. Míchel colgó las botas un año después. Disputó su último encuentro como profesional el 5 de mayo de 2012, un 5-2 en el Sánchez Pizjuán. 18 temporadas en las que marcó 56 goles. Tenía 36 años y se le abrió de par en par la perspectiva de los banquillos. La conciencia meticulosa del juego alrededor del balón le hizo dar pasos en la cantera peñista hasta el primer equipo.

Se estrenó en la 2016-17 en un Rayo convulso, que ya había destituido a José Ramón Sandoval y Rubén Baraja y trataba de evitar el descenso a Segunda B. En 16 jornadas, Míchel sumó 25 puntos que agarraron la permanencia y su continuidad como entrenador al año siguiente, el del ascenso a Primera, campeón y con 76 puntos, uno más que aquella SD Huesca de Rubi. En la máxima categoría, la acumulación de malos resultados -siete derrotas seguidas- se lo llevó por delante tras 28 partidos. El último en Vallecas fue un Rayo-Girona. El siguiente, el de este domingo en el banquillo y vestuarios visitantes. Seguirá siendo su casa.

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