SD Huesca

La remontada, un reto todavía pendiente de conseguir para la SD Huesca

Los cuatro tropiezos que acumulan los azulgranas han sido por la mínima.

Pedro Mosquera, durante el partido contra el Cádiz.
Pedro Mosquera, durante el partido contra el Cádiz.
Agencia LOF

Dicen los números gruesos que la SD Huesca es un conjunto sólido que en nueve jornadas solo ha encajado cinco goles y que, además, sabe sacar partido a sus aciertos porque le han bastado siete tantos para sumar quince puntos que lo sitúan en la zona alta de Segunda División como cuarto clasificado. Pero esas mismas cifras miradas con la lente de aumento también ofrecen circunstancias a solventar. Por ejemplo, su incapacidad de reponerse a un marcador adverso. Las cuatro derrotas que arrastran los azulgranas se han producido por 1-0 o 0-1. Es decir, una sola diana de sus oponentes es suficiente para haceles hincar la rodilla.

El último ejemplo se vivió el miércoles en la visita al Cádiz, el líder de Segunda. Tras haber dominado el encuentro durante 55 minutos, la diana de Lozano precedida de un error de Eugeni acompañado por la mala respuesta de Pulido y Josué Sá, convirtió en estéril todo el trabajo anterior del Huesca al precipitarse y verse "demasiado condicionado por el marcador", como reconoció el propio técnico Míchel Sánchez. Algo que contrasta con la idea de juego que está tratando de implantar el entrenador y que bebe en buena medida de la paciencia.

La primera derrota del ejercicio llegó en la tercera jornada en el estadio de los Juegos del Mediterráneo. A los cuatro minutos, el Almería sacó en corto un córner, que acabó en un centro al área y en el gol de Sekou Gassama. Los altoaragoneses continuaron sufriendo hasta el final de la primera parte y, después, la mejoría no fue suficiente como para regresar con al menos un punto.

Contra el Numancia el mazazo también tuvo como génesis una jugada a balón parado, en este caso en el minuto 79. A través de una falta lateral, Escassi remató a la red.

Cuatro días después, el Albacete se convirtió en el primer y, por ahora, único conjunto que ha asaltado El Alcoraz. Nada más empezar, el colegiado Ávalos Barrera señaló un penalti de Pedro López que Susaeta no lo desaprovechó. Quedaba todo el choque por delante y los oscenses llegaron a realizar veinte disparos, pero ninguno acabó dentro de los tres palos.

En ese encuentro se dio la circunstancia de que jugaron juntos los tres delanteros con los que sobre el papel cuenta Míchel. De la partida había sido Okazaki y posteriormente ingresaron en el terreno de juego Escriche y Cristo.

De hecho, el tinerfeño ha sido uno de los movimientos habituales del preparador madrileño para tratar de cambiarle la cara a los partidos. En tres de las cuatro derrotas ha salido desde el banquillo y en la única en la que no lo hizo, la de Almería, fue porque había sido titular debido a una dolencia de Escriche. También ha empleado como revulsivo en dos ocasiones a Sergio Gómez, que desde la lesión de Raba ha pasado a ser de la partida, y a Ivi.

Míchel anda buscando un plan B alternativo a su habitual 4-3-3 y que le de nuevas posibilidades. Por ahora, ha venido empleando como variantes, entre otras, el 4-4-2, el 4-2-3-1 y el 4-4-1-1. Ninguna ha servido para voltear el marcador.

Más allá de eso, uno de los problemas está siendo el bajón en el rendimiento de varios de los futbolistas a partir de la hora de juego. La escalonada llegada de refuerzos a lo largo del verano con diferentes estados de forma en cada caso también está complicando la puesta a punto cuando han transcurrido nueve jornadas. 

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