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Encomendados a Álvaro Fernández

El portero ha sostenido a una SD Huesca intermitente en Almendralejo, que ha recuperado el gol en las botas de Juan Carlos y sufrido demasiado ante un rival con nula pegada.

Escriche se duele de la rodilla y este lunes se someterá a una resonancia.
Escriche se duele de la rodilla y este lunes se someterá a una resonancia.
J. M. Romero

No ha sido una victoria bonita ni tranquilizadora. Ha sido una victoria a secas, que no es poco. El triunfo de Almendralejo, en la Tierra de Barros, ha cerrado este domingo de la mejor manera posible una semana complicada. Otro traspié hubiese sido de difícil digestión. No está diseñada esta Sociedad Deportiva Huesca para reincidir en la derrota. Tampoco arroja muchas certezas este 0-1. Si acaso que el gol, cuando aparece, está muy repartido y que Álvaro es uno de los mejores porteros de esta Segunda División.

El duelo, de una intensidad asfixiante y repleto de idas y vueltas, se ha resuelto con un destello de Juan Carlos y una asistencia celestial de Sergio Gómez. A falta de control, el tan ansiado acierto anotador. En el sexto partido de siete que se cierra con un marcador a favor o en contra de 1-0, le ha tocado al Huesca adelantarse y conservar la renta como ya hicieron Almería, Numancia y Albacete. Ha sido un envite típico de la categoría de plata. Al Huesca se le mide desde la excelencia que aspira a alcanzar pero es, de momento, un bloque con tramos prometedores pero discontinuo en el control al rival.

Al Extremadura, directo y correoso, le ha faltado el gol que sí hallaron los aragoneses en la primera mitad. Es un bloque predestinado a sufrir porque le cuesta un mundo armar remates claros. Y cuando lo consiguió se topó con el guardameta que el curso pasado comenzó la Liga con los de Almendralejo. Un Álvaro Fernández soberbio, felino e impecable en las estiradas que le ha ganado la partida a Casto, el portero que le arrebató la titularidad con su llegada en el mercado invernal.

Se medían los dos equipos azulgranas de la Segunda División, y con un nombre que les vincula: Enric Gallego. La grada ha exigido con cánticos que la SD Huesca pague los 600.000 euros que el Extremadura le exige como porcentaje por la marcha del delantero al Getafe. La Justicia dirá, pero la primera visita al Francisco de la Hera ha estado marcada por lo deportivo y por este aspecto al margen de lo que se ha dirimido con la pelota en juego.

Enric no estaba ni con unos ni con otro. Sí, Juan Carlos. El gallego es el prototipo de futbolista que cumple con lo que le pide Míchel Sánchez: talentoso, ubicuo y con gol. Está destinado a ser importante esta campaña y ya ha estrenado su cuenta. Le falta tono físico y la apuesta del entrenador, que dio descanso a Mikel Rico, por el coruñés y Eugeni, tenía marcada la fecha de caducidad del aguante de ambos sobre el césped de Almendralejo. Lo que no ha previsto Míchel fue ceder tanto balón y metros a los locales, que se han asfixiado entre los guantes de Álvaro y una defensa que mejoró por alto actuaciones recientes.

Josué Sá y Pulido han sufrido un bombardeo en la segunda mitad que ha hecho asomar los fantasmas de Almería y Soria. Ha leído bien Míchel la necesidad de recomponer la medular y el ataque con Mikel Rico y Escriche por los agotados Eugeni y Juan Carlos. El de Burriana, que terminó lesionado de la rodilla, ha sometido a la zaga extremeña con su vigor, que ahora mismo le sitúa por encima de un Okazaki desconectado de sus compañeros mientras sigue aprendiendo el idioma de su nuevo equipo.

El Huesca ha jugado bien, mal, sufrió y venció. Todo ello en 90 minutos que recuerdan que en esta categoría los rivales inferiores también juegan y que los ricos sufren. Los tres puntos anclan a los oscenses a la zona alta de la tabla a la espera del siguiente trío de rivales en ocho días: Girona, Cádiz y Málaga para seguir midiendo las aspiraciones del equipo.

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