Ganar o ganar. Así de sencillo y de dramático al mismo tiempo. La SD Huesca visita desde las 18.30 al Villarreal con la imperiosa necesidad de capturar los tres puntos para seguir manteniéndose en la carrera por la salvación. Aunque ayer los primeros resultados de la jornada 35 le sonrieron al no lograr ninguno de sus rivales directos la victoria, el Valladolid cayó con el Atlético de Madrid y el Levante con el Barcelona, ambos por 1-0, y el Celta no pasó del empate a cero con el Leganés, el triunfo ya este domingo del Girona sobre el Sevilla (1-0) aleja a los azulgranas de la permanencia a ocho puntos a falta de lo que ocurra en el Estadio de la Cerámica. En el mejor de los casos, con todavía tres duelos por pelearse hasta el final del curso, la montaña a escalar será de cinco puntos.

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La situación no es ni mucho menos nueva para los de Francisco, acostumbrados a estar en el alambre prácticamente desde que comenzó la temporada y cuyo objetivo de llegar con vida hasta el final sigue vigente. En tierras castellonenses se presentan los altoaragoneses dentro de una racha de cinco partidos sin perder de los cuales, en los tres últimos no han recibido ningún gol. Primero engarzaron cuatro empates seguidos que dejaron un regusto más agrio que dulce, pero la victoria del martes pasado sobre el Eibar (2-0) ha devuelto el optimismo y reavivado la ilusión.

Como viene siendo norma en el primer año del club en Primera División, en Villarreal el equipo no está solo. Desde Huesca se han desplazado 1.200 aficionados que quieren dejarse notar dentro de un estadio en el que hay un gran ambiente. No en vano, también en el entorno del ‘submarino amarillo’ se considera al cruce una final.

Los ‘groguets’, que esperaban pelear por cotas altas, llevan toda la temporada embarrados en la zona baja. Sin embargo, tras tres victorias consecutivas, se han alejado y creen que la victoria les podría dar la salvación virtual.