Año nuevo, vida mejor. La Sociedad Deportiva Huesca siempre se ha mantenido firme en la convicción de que todavía puede salvarse y los primeros resultados de 2019 comienzan a darle la razón. Al menos, confirman el crecimiento de un equipo que ha sumado siete puntos en los cinco últimos partidos, un balance más que positivo si se atiende al contexto: en las 17 primeras jornadas logró ocho puntos. Además, ha dejado la puerta a cero ante Real Sociedad y Valladolid y ha comenzado recortar diferencias con varios rivales directos con los que las distancias parecían infinitas. Entre ellos, con un Girona al que visita este sábado en Montilivi (20.45).

Los de Francisco Rodríguez terminaron 2018 con la depresión provocada tras la derrota en Valencia, injusta por el juego desarrollado y cruel por confirmarse con un gol en el último suspiro (2-1). Llegaban tras realizar dos partidos a buen nivel en El Alcoraz contra Real Madrid (0-1) y Villarreal (2-2) que arrojaron más motivos para el optimismo que puntos. Tras las vacaciones navideñas, futbolistas y técnicos se conjuraron para convertir en tangible lo que había asomado hasta entonces como una mejora insuficiente.

A las primeras de cambio, el triunfo sobre el Betis con remontada incluida (2-1) cumplió paso a paso con los deseos del Huesca. Además de completarse un buen ejercicio defensivo se remontó a un rival de la zona europea y semifinalista de la Copa del Rey. Se asemejó a un punto de partida que desmintieron la posteriores derrotas ante Leganés (1-0) y Atlético de Madrid (0-3). El equipo oscense pareció regresar a la casilla de salida, con dos segundas partes en las que bajó los brazos como si se supiese superado por los acontecimientos.

Ante los dos conjuntos madrileños ya se estrenaron los fichajes invernales Enric Gallego y Yangel Herrera, cuya aportación ha ido en aumento tras las tablas de Anoeta (0-0) y la goleada a los pucelanos, en la que el catalán abrió la cuenta general y personal (4-0). El cambio de esquema de Francisco Rodríguez a un dibujo con tres centrales y dos carrileros ha envuelto el crecimiento azulgrana, que prefiere detenerse en sí mismo antes que mirar al resto. Sin embargo, estos números han mejorado la situación en la tabla.

No de manera tan rápida como se desearía puesto que los aragoneses arrastran una rémora de cuatro meses, entre septiembre y diciembre, en los que solo obtuvieron cuatro puntos pero de forma que se han acortado algunas diferencias. Tras la última jornada de 2018, el Huesca era colista a ocho puntos de la salvación que entonces marcaba el Villarreal con 16. En este tiempo, los amarillos solo han obtenido tres puntos, están a cuatro y son penúltimos con la vuelta de Javi Calleja al banquillo.

De manera similar, otras escuadras se han asomado peligrosamente al grupo de clubes que persiguen la permanencia. Los casos más evidentes con los del Celta de Vigo o el Girona. Los gallegos, que al comienzo del año nueve se encontraban a 13 puntos del Huesca, se hallan ahora a nueve y con la perspectiva de una visita a El Alcoraz en esta segunda vuelta. Solo han conseguido tres puntos de los últimos 15. Los catalanes, rivales este fin de semana, terminaron la primera vuelta con 22 puntos y tienen ahora 24. El Espanyol de Rubi solo ha obtenido cuatro puntos en las once últimas semanas y se encuentra a diez del Huesca, la misma distancia que el recién derrotado Valladolid.