El cielo sigue esperando a la SD Huesca

La derrota ante el Celta de los altoaragoneses podría pasar factura en lo deportivo y lo moral dentro de un equipo que con Francisco tampoco está encontrando el triunfo.

Imágenes del Celta-Huesca (1-12-2018)
Imágenes del Celta-Huesca (1-12-2018)

La travesía por el desierto de la Sociedad Deportiva Huesca continúa tras caer con el Celta por 2-0. Son ya trece las jornadas consecutivas y catorce, si se suma el choque de Copa del Rey ante el Athletic del miércoles pasado, los partidos consecutivos sin encontrar la victoria. Ni el cambio de entrenador, ni las variaciones de jugadores o de sistema parecen haber funcionado. Unas veces por la mala fortuna, otras por la impericia de los jugadores y otras por polémicas con los árbitros, lo cierto es que los azulgrana se ven cada semana más anclados a los puestos de descenso. Las puertas de los cielos de la Primera División se abrieron a los altoaragoneses en aquella mágica primera jornada en la que derrotaron al Eibar, pero desde entonces no encuentran las llaves.

[Vea aquí la crónica del partido Celta de Vigo - SD Huesca]

Contra el Getafe el ogro se llamó Jorge Molina con su gol en el descuento (1-1), con el Alavés se disfrazó de Semedo para darle el pase de la muerte a Rubén Sobrino en el 2-1, con el Levante se materializó en árbitro dentro de la polémica decisión del VAR que supuso el 2-2 y ayer su nombre fue Iago y su apellido Aspas. El peso del gallego desniveló la equilibrada balanza instalada en Balaídos con dos dianas. Justo lo que no habían logrado con anterioridad, Moi Gómez, Christian Rivera, Gallar y Etxeita, por poner ejemplos de jugadores que gozaron de oportunidades en el bando visitante.

Algo que ya sucedió, sin necesidad de irse muy lejos en el tiempo, con los 32 remates sobre la portería levantinista o, incluso, en San Mamés, donde Chimy Ávila y Gürler rozaron el gol. La diferencia en todos los casos estriba en que unos metieron la pelota en la portería y los otros, no. Es el fútbol. Acaban así siete días que amanecieron con la sensación de rabia entremezclada con esperanza que dejaron las tablas con los granotas, que se atragantaron con la mala imagen copera y que se cierran con el epílogo de una derrota que ha sembrado las mismas dudas que se hubiesen disipado con un resultado diametralmente opuesto.

Toca ahora mirar hacia adelante. Los próximos retos no serán fáciles de gestionar desde el banquillo. El jueves visita El Alcoraz el Athletic en la vuelta del torneo del KO, una eliminatoria que si en la ida parecía estorbar, ahora mucho más. Una actuación igual no se puede repetir, pero a la hora de alinear los jugadores hay que tener en cuenta que el domingo aterriza en Huesca el Real Madrid, una de las visitas más esperadas de la temporada por la afición, sino la que más, junto a los recibimientos al Barcelona y al Atlético de Madrid, y en la que sumar puntos, por difícil que parezca, es imperioso. Después el Huesca tendrá que ejercer de anfitrión con el Villarreal y desplazarse a Mestalla, donde le espera el Valencia. Cuando llegue el momento de abrir los turrones, el objetivo es seguir con esperanzas reales de salvación para pescar jugadores de peso en el mercado de invierno.

Hasta entonces Francisco, que ya acumula seis jornadas al frente de la nave, asegura confiar plenamente en su plantilla, la misma que podría volver a contar con bajas ahora que por fin la enfermería se había vaciado. El choque en Balaídos dejó tres piezas tocadas cuya evolución habrá que controlar. Akapo sintió un pinchazo en la carrera con Aspas del segundo gol y Musto y Gallar tuvieron que ser sustituidos en el descanso. El argentino sentía dolor en la espalda y el catalán se dañó el pie en un lance del juego. La buena noticia es que Melero podría reaparecer frente al Real Madrid o incluso antes. Algo es algo.

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