Valladolid como punto de inflexión

El Huesca encara este domingo (12.00) un duelo directo tras cinco jornadas sin ganar. Melero y Akapo no están disponibles para la visita a un rival en buena dinámica

El portugués Semedo se dispone a subir esta mañana al autobús del Huesca para viajar por carretera hasta Valladolid.
El portugués Semedo se dispone a subir esta mañana al autobús del Huesca para viajar por carretera hasta Valladolid.
Pablo Segura

Que la Primera División encerraba obstáculos desconocidos para la Sociedad Deportiva Huesca parecía un hecho consustancial a su propia idiosincrasia como equipo debutante en el ático futbolístico español. Sin necesidad de acudir a los eruditos en la materia, la lógica conducía al vaticinio de una temporada destinada a la refriega por la conservación. Permanecer en este hábitat, en la Liga Santander, sería el único fin. Por eso el Huesca, pese a moverse aún acompasado por los sonidos mágicos del ascenso, llegaba a su puesta de largo precavido. De una parte la osadía del novel; de otra la plena conciencia que los inconvenientes del exigente trayecto se iban a presentar en cualquier momento. No fue en Eibar donde se presentaron. La jornada inaugural deparó un estreno triunfal, que por si fuera poco tuvo una dulce continuidad en Bilbao. Y cuarenta y cinco minutos de fervor oscense en el Camp Nou. Pero entonces, el Barcelona agitó el mar y esas olas de las que siempre ha hablado el técnico Leo Franco empezaron a elevarse.

El Rayo subió la intensidad de la marejada, la cual continuaron alimentando la Real Sociedad y el Atlético de Madrid. El grumete altoaragonés había experimentado ya, con cuatro derrotas seguidas, cómo se siente uno dentro del océano de la Primera División, ante semejante colección de destructores y acorazados gobernados muchos de ellos por condecorados almirantes.

En el humilde barco del Huesca, un entrenador sin experiencia en grandes travesías. De hecho, ni siquiera había pasado por el buque escuela Juan Sebastián Elcano. Leo Franco cogió la capitanía con el carné recién estrenado. Y se puso a navegar. Al principio con vientos propicios que desplegaron las velas azulgranas. Pero llegaron las famosas olas. Con las aguas revueltas, la figura del preparador argentino ha empezado a ser discutida. Su jerarquía como gobernante y sus decisiones en las batallas celebradas comenzaron a generar un debate sobre su continuidad. Sigue vigente.

Los resultados han ido encallando poco a poco a la embarcación altoaragonesa, que al menos contra el Girona salvó un punto la pasada jornada. «Nos ha reforzado», manifestó el técnico Leo Franco a la conclusión del choque (1-1). Y así fue. Con matices importantes por apuntar: el Huesca mejoró ostensiblemente en la segunda mitad una vez que el entrenador argentino borró el dibujo 4-4-2 y colocó a Moi Gómez en un centro del campo más numeroso, junto a Aguilera y Melero. El alicantino, alejado de la banda, se postuló como el jefe de operaciones que necesita la escuadra oscense para confeccionar su fútbol.

Sin Melero y sin Akapo

Con la baja por lesión de Gonzalo Melero, el papel de Moi Gómez en el encuentro de hoy se presupone determinante. Será el ‘6’ azulgrana quien de nuevo tenga que asumir responsabilidad en un partido vital en el José Zorrilla. El Real Valladolid, en su mejor momento desde que la temporada se pusiera en marcha, aguarda la llegada de los oscenses en un duelo matinal entre rivales llamados a ser íntimos en la pelea por la salvación.

Hablar de finales en la jornada octava puede estar fuera de lugar. Pero no es cuestionable la trascedencia del Valladolid-Huesca. Para unos y para otros, si bien la importancia es mayor para un conjunto visitante necesitado de triunfos. Y más después de los resultados que han tenido lugar por el momento. Los enemigos se van destacando y urge para Leo Franco y su tropa reducir la distancia. Vale que no es un drama para los oscenses haberse situado en la zona de descenso en las últimas semanas, aunque sí que sería un asunto delicado que esas olas fueran haciendo incontrolable la navegación.

No es la de Melero la única baja que presenta hoy el Huesca, que respecto a los que fueron titulares contra el Girona ha perdido igual al lateral Akapo. Con Luisinho fuera del mapa, es la de los costados defensivos la gran interrogante de la alineación que presentará Leo Franco. El central Pulido volcado a la derecha, con Miramón a la izquierda, o dar entrada a Brezancic en el carril del tres, dejando al zaragozano Miramón en su emplazamiento habitual. Existe otra tercera opción, en virtud a lo que se vio en el último encuentro, que es la presencia de Ferreiro como carrilero izquierdo.

Longo y Gürler optan a desbancar a alguno de los hombres de ataque que contaron con la titularidad frente al Girona. En todo caso, sean quienes sean los once que posen en la foto previa al choque, el Huesca se verá obligado a redoblar los esfuerzos para bajar de la nube al Real Valladolid. Dos triunfos seguidos arrastran los castellanos, a quienes muchos señalaban como carne de cañón para el descenso en la puesta en escena de la temporada. Sergio González y los suyos respondieron en el campo. No iban a ponerse a caminar por el tablón, con los tiburones al acecho, porque así se lo exigieran las circunstancias deportivas y económicas. Con una tendencia opuesta en la liga, lo mismo se puede decir del Huesca, que desea fervientemente que su barco sea un tesoro, que su ley sea la fuerza y el viento y que su única patria sea la Primera División.

Alineaciones probables:

Real Valladolid: Masip; Moyano, Calero, Kiko Olivas, Nacho; Alcaraz, Míchel, Toni Villa, Leo Suárez; Enes Ünal y Cop.

SD Huesca: Jovanovic; Pulido, Etxeita, Semedo, Miramón; Aguilera, Musto, Moi Gómez, Gallar, Chimy Avila; y Cucho Hernández.

Árbitro: Mateu Lahoz (Comité Valenciano).

Estadio: José Zorrilla.

Horario: 12.00.

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