Estreno a lo grande del Huesca

El conjunto altoaragonés destiñe al Eibar y pinta con un triunfo un precioso estreno en Primera División.

El Huesca debuta en Primera en Eibar
El Huesca debuta en Primera en Eibar
Rafael Gobantes

Se fue hasta Éibar el Huesca para estirar su leyenda y saludar a la Primera División, la de los astros que este año también visitarán Estados Unidos, la de la implantación del delator VAR, la liga más poderosa y refulgente del mundo. Allí, en Ipurúa, pisó este domingo por fin el suelo de la élite del fútbol español con un triunfo que desvela las intenciones de este club absolutamente transgresor de la lógica. En poco más de una década ha saltado de los pedregales del fútbol regional a orbitar en la liga de las estrellas. Su viaje espacial no parece detenerse. Este domingo fue justo vencedor e incluso su triunfo se antojó corto, después de desteñir hasta hacer irreconocible a un Eibar superado en todos los órdenes del juego.

Había un precedente muy inmediato entre el Eibar y el Huesca. Se habían visto las caras hace apenas 15 días. La cita fue en Tudela. Hace dos semanas ganó el Huesca con goles de Longo y Cucho Hernández (1-2). Fue en pretemporada y los marcadores de la pretemporada son tan efímeros como los mensajes escritos en la arena de la playa. Por mucho cariño o empeño que pongamos al redactarlos sobre la tierra, la próxima marea se los llevará. Por contra, los resultados de la temporada son imborrables. Se esculpen en piedra, quedan allí para siempre, como para siempre quedarán los goles de Álex Gallar, en el histórico estreno altoaragonés en Ipurúa.

Piedra. Qué curioso, piedra. Arrate, el monte que preside Éibar, coronado por el santuario del Virgen del mismo nombre, significa entre piedras en euskera. Harri es piedra, y artean, entre. Lo dicho, entre piedras. Arrate plasma Éibar del mismo que Ipurúa, ese campo excavado en la montaña. Piedra a piedra. Todo cuesta en Éibar. Todo son cuestas en Éibar. Cuesta subir la ídem que lleva hasta el campo, diáfano preludio de lo que suele aguardar después. No es gratuito el contexto, como tampoco lo es el antecedente. Por algo el Eibar, uno de los espejos en que quiere mirarse el Huesca, lleva ya cinco años en Primera. A un rival de semejante envergadura superó este domingo el Huesca.

Pretendió intimidar el Eibar de salida con un ágil movimiento de la pelota. No tardó ni dos minutos en mirar la portería oeste, la que mira a Vizcaya, la que poblaba en el primer acto la hinchada aragonesa. Solo esperaron los armeros un minuto más en hacerle mancharse el traje negro y amarillo fosforito a Werner. Fue el interior izquierdo Bebé, con un disparo ajustado al palo. El Huesca apenas había sudado cuando hiló su primera jugada, una brillantísima acción individual de Gallar, que, tras romperle la cintura a Arbilla y fugarse de Cote, batía con sutiliza a Dmitrovic. Un solo daguerrotipo había definido el plan, la película deseada por el Huesca. Bien puesto atrás con una línea de cuatro, sólido estructuralmente en el medio con Melero y Musto, y con Moi Gómez tapando el flanco izquierdo; y con tres lebreles arriba: Longo y Cucho Hernández como referencias, y un Álex Gallar absolutamente decisivo en sus apariciones desde la derecha.

El Eibar también esgrimió el mismo esquema (1-4-4-2). Pero en este caso, forma y fondo no casaron sobre Ipurúa. Ejercía un control tímido y aburrido el cuadro local (por momentos superó el 70 por ciento de posesión), pero la alegría la ponía la velocidad del Huesca. Cada vez que pillaban la moto Longo, Cucho o Gallar, el personal se levantaba de sus asientos. Así llegaron dos acelerones imponentes de Cucho Hernández. En el primero asistió de lujo a Moi Gómez, que se entretuvo en el borde del área, dando tiempo al repliegue de Paulo. En el segundo fue el propio Cucho el que no supo resolver dentro del área ante Dmitrovic, tras una asistencia precisa de Longo. No había pasado ni un cuarto de hora y el Huesca ya merecía tener resuelto el partido.

Elevó la línea de presión el Éibar, que robó más y tejió por momentos mejor. Pero toda su monótona iniciativa se desvanecía cuando se aproximaba al sistema defensivo altoaragonés. Lo intentaron Diop y Enrich, que no le hicieron ni cosquillas a Werner. El Huesca regalaba la pelota, pero se adueñaba del peligro, sobre todo cuando Alex Gallar la tomaba y se fugaba en eslalon. Sin embargo, pese a que solo ocurría algo cuando birlaba el balón el Huesca, el marcador se movería en una acción a pelota parada. Ejecutó la estrategia Álex Gallar, con una rosca azucarada lanzada a pierna cambiada desde el callejón derecho. Pareció rematar el flequillo acicalado de Cucho, pero fue la misma parábola de Gallar la que se envenenó para establecer el 0-2.

Charles apareció en el segundo acto como manifestación de la intención más ofensiva de Mendilíbar. El balón lo seguía teniendo más el Eibar, pero solo sucedían hechos noticiables cuando la pelota la poseía el Huesca. En la primera que llegó a Gallar le dijo métela a Moi Gómez, que estampó el balón sobre Dmitrovic. Apenas unos segundos después, el árbitro anuló una jugada que acabó en gol de Cucho. Quizá fuera de juego, quizá falta a Paulo. He dicho quizá...

Impotente por el centro, Mendilíbar lo intentó por la banda, pero Orellana siempre se encontró con un Miramón atento y eficaz. También abandonó el banquillo Escalante para intentar activar a un Eibar desnaturalizado hasta ese momento por el Huesca. Le metió sangre brava a su equipo Escalante. Y además, un gol, al finalizar desde el corazón del área una cabalgada por el carril derecho de Peña. Reaccionó Leo Franco, que sustituyó a Gallar por Chimy Ávila.

Cucho pudo haber acabado con el sufrimiento en el minuto 75, en un mano a mano clarísimo ante Dmitrovic. Segundos después fue sustituido por un Semedo que confirmaba que Franco reforzaba el centro para resistir el bombardeo final de un Eibar sin más argumento ofensivo que los balones colgados al área. La cuenta atrás final la vivió con entereza el cuadro aragonés ante un rival incapaz de articular ocasión de gol alguna con que detener el ímpetu de un Huesca que con toda legitimidad este domingo ingresó en la Primera División con un triunfo histórico.

Eibar: Dmitrovic; Peña, Paulo, Arbilla (Bigas, 79), Cote; Diop, Jordán, Orellana, Bebé (Escalante, 55); Sergi Enrich y Kike García (Charles, 46).

Huesca: Werner, Jorge Miramón, Pulido, Etxeita, Luisinho; Musto (Ferreiro, 90), Melero, Álex Gallar (Chimy Ávila, 70), Moi Gómez; Longo y Cucho Hernández (Semedo, 77).

Árbitro: Prieto Iglesias (Comité Navarro). Amonestó a Jordán y Longo

Goles: 0-1, min. 5: Álex Gallar. 0-2, min.40:Álex Gallar. 1-2, min. 69: Escalante.

Incidencias: se jugó en el estadio de Ipurúa. Campo en excelente estado. Asistieron 4.234 espectadores.

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