El pasajero número 63

La llegada del Huesca a Primera supone un nuevo debutante en la categoría. Los últimos cuatro equipos en idéntica circunstancia lograron la permanencia.

El autobús en el que el Huesca celebró el ascenso recorriendo las calles el pasado 22 de mayo.
El autobús en el que el Huesca celebró el ascenso recorriendo las calles el pasado 22 de mayo.
Rafael Gobantes

Llegar a la puerta de embarque para el vuelo a la temporada de Primera División exige superar más controles que los que puedes encontrarte en el aeropuerto JFK neoyorquino. Con hasta 42 puntos de revisión, la campaña en Segunda es como un arco de seguridad constante que apenas deja un pequeño margen a la improvisación y al despiste. No se la cuelas así como así a la categoría de plata del fútbol español, porque cuando esta busca los acreedores a las tres plazas para despegar hacia las nubes no le tiembla el pulso a la hora de dejar en la zona de espera a cualquiera que sea el pretendiente. Además, da igual lo que ponga en el pasaporte. La competición no hace distinciones de ningún tipo. Ni de clases, ni de galones, ni de nada. Por eso, por su inherente exigencia, con cuentagotas obtienen un billete para la gloria los equipos que vayan a estrenarse en Primera. A la dificultad deportiva unen las limitaciones económicas respecto a otros oponentes de cartera más voluminosa, de ahí que su lucha desigual todavía concede un mayor valor a la consecución del éxito. Eso mismo es lo que le ha sucedido al Huesca 2017-18, que ya está preparado para subirse al avión junto al Rayo y al recién llegado a la terminal de salida, el Valladolid. Ambos acompañantes saben lo que les aguarda; sin embargo, en el caso oscense se trata del pasajero número 63 en el trayecto de 87 años de la máxima instancia nacional.

La Sociedad Deportiva Huesca va a inscribir su nombre en el historial de la Liga. Con ello gana un apellido que nunca se despegará ya de sus credenciales. Sea un viaje corto, medio o largo, el poso de relevancia que ha conseguido el equipo altoaragonés con su llegada a Primera quedará ahí.

Es lo que han sentido en sus carnes varios equipos en las últimas temporadas, en las que la categoría superior parece mostrarse más condescendiente con entidades menos ilustres. El Eibar (13-14), el Leganés (15-16) y el Girona (16-17) mostraron al Huesca que plantarse en Primera, aparte de un modo directo, sin acometer las dos eliminatorias del ‘play off’, era una posibilidad viable.

Por el momento, los azulgranas colocarán su escudo a la par de otros equipos que habitaron en Primera una temporada. Condal, Cultural Leonesa y Atlético Tetuán lo hicieron en los tiempos del fútbol en blanco y negro; el Xerez lo logró en el ejercicio 2009-10, siendo los andaluces los únicos debutantes en la última década que no obtuvieron la permanencia en el estreno. El Girona, el antecedente más reciente, lo consiguió este año de manera holgada.

Viajes asequibles para la afición

El mapa de la Primera 2018-19 refleja una concentración de equipos en varias partes de la geografía española; hay cinco en Madrid, cuatro en el País Vasco, tres en Cataluña y tres en la zona levantina. Esto supone que 15 de los 19 desplazamientos por cubrir los efectuará el Huesca en un radio de 400 kilómetros. De esta forma, serán viajes bastante asequibles para sus aficionados.

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