Si no se atiende a otras razones, la de este domingo podría ser una comida más de un numeroso grupo de amigos que, aprovechando el día festivo, se ha reunido en el centro de Huesca para disfrutar de la gastronomía que se ofrece en la capital altoaragonesa. En muchos casos así habrá sucedido, pero no en el referente a un grupo en concreto el cual se ha juntado alrededor de la mesa en uno de los tres restaurantes con estrella Michelin en la ciudad, el Lillas Pastia. Allí, el vestuario de la Sociedad Deportiva Huesca, previo paso por la sesión de entrenamiento, ha degustado los platos con un buen porcentaje de su mente a más de 700 kilómetros de distancia. Porque si este lunes el equipo oscense gana en Lugo será nuevo integrante de la Primera División; un momento único y emocionante para el que cada vez queda descontar menos horas.

A las 21.00 el colegiado José Antonio López Toca, curiosamente el mismo que dirigió el choque en El Alcoraz, anunciará el arranque de un partido con unas connotaciones sinigual. En noventa minutos el Huesca puede lograr lo que apenas ha soñado unos pocos meses durante 58 años de trayectoria.

Entretanto, la plantilla azulgrana trata de continuar su día a día con la mayor normalidad posible. No es fácil teniendo en cuenta la situación a la que se enfrentan, única en la historia del club y también para muchos de los jugadores, que este domingo tal vez hayan por última vez en suelo oscense como jugadores de Segunda División. Este lunes el almuerzo se servirá en Lugo, donde por la noche puede servirse un ascenso. Un ascenso hasta el mismo cielo.