El Huesca, a poner cerco al ascenso

Se le presenta una oportunidad de oro hoy contra el Alcorcón; en caso de victoria, los azulgranas se dispararán en la zona de subida directa a Primera.

Chimy Ávila y Juan Aguilera en una disputa área durante un entrenamiento de esta semana en el IES Pirámide.
Chimy Ávila y Juan Aguilera en una disputa área durante un entrenamiento de esta semana en el IES Pirámide.
Rafael Gobantes

La Sociedad Deportiva Huesca tiene ante sí este domingo una oportunidad de oro para poner cerco a la Primera División. Poco a poco, el trayecto hacia la máxima categoría empieza a aclararse para un equipo aragonés que tratará de superar en casa al Alcorcón (16.00) y dispararse así dentro de la zona de ascenso directo. La derrota este sábado del Sporting es un estímulo gigantesco para el vestuario azulgrana, que ya antes de este resultado dependía de sí mismo para escribir la página más brillante en el libro de la historia del club. Ahora el panorama es ciertamente esperanzador, si bien toda esa corriente de excitación positiva debe confirmarse con una victoria frente a los madrileños, quienes llegan a El Alcoraz pugnando por arañar algún punto más que les amarre definitivamente a la categoría de plata.

El Huesca ya sabe lo que es verse casi en el olimpo balompédico español en la presente temporada. Cuando en la jornada 26 contaba con una renta de 11 puntos sobre el tercer puesto, desde su atalaya en el liderato, hacer viable lo que hace unos años ni siquiera entraba en la mente del más optimista de los ‘fieles sin reblar’ se antojaba una misión muy asumible. Sin embargo, el conjunto oscense entró en una dinámica negativa que fue rebanando su ventaja hasta que directamente se esfumó.

Lo que otrora era una situación clasificatoria idílica dio paso a un entuerto de primer grado por mantenerse erguido en el cuadrilátero y seguir tomando parte en la pelea estelar de la categoría de plata. El Rayo y el Sporting estaban mostrando sus músculos y a base de golpes y más golpes amenazaban con deshacer la ilusión del Huesca y de sus aficionados.

Llegó a ser límite la perspectiva azulgrana, en el momento en el que el Barcelona B se adelantó en El Alcoraz en el partido que echaba el candado a la jornada 35. El 0-1 de Aleñá, desde el punto de penalti, sacudió el corazón azulgrana. ¡Con lo que había luchado para llegar hasta ahí! Entonces, justo en ese preciso instante, el alma guerrera de un equipo humilde pero grande en su convicción surgió de entre la frondosa niebla para crear una estela de luz que ya no ha dejado de crecer. La fulgurante remontada frente al filial culé fue el punto de inflexión que necesitaba el Huesca para olvidar los ocho encuentros seguidos sin ganar, pero sobre todo para recordar qué es lo que le había permitido soñar despierto.

Los de Joan Francesc Ferrer ‘Rubi’ se levantaron y ya no han vuelto a dar un paso en falso. Vencieron en Tenerife (2-4), repitieron triunfo en El Alcoraz contra el Granada (2-1) y ganaron de nuevo a domicilio, en Córdoba (2-4). El doce de doce en puntos reactivó la confianza de la escuadra altoaragonesa. ‘Hemos vuelto’. Esa era la señal para el resto de adversarios, especialmente para los más íntimos. A tenor del progresivo descenso experimentado por el Sporting, los efectos del devenir del Huesca se notan ya en la tabla.

Y mucho más que se pueden notar este domingo si los azulgranas son capaces de derribar la feroz resistencia que tratará de aplicar el Alcorcón. Porque entre las grandes fortalezas de los alfareros la sobriedad defensiva aparece marcada en rojo. Claro que, como suele pasar muchas veces, todo tiene su contrapunto: a los madrileños les cuesta generar ocasiones de gol con asiduidad y es uno de los equipos menos anotadores de Segunda. Con 29 dianas, solo el Sevilla Atlético expone cifras peores ante el arco rival (24).

Sin bajas en los locales

El Huesca, por su parte, ha basado la reciente reacción en una alta producción ofensiva. Al ritmo de los 12 goles anotados en los cuatro partidos que ha ganado consecutivamente, las nubes se han alejado y en estos momentos lo que se divisa es un horizonte de felicidad inaudita. Pero en el fútbol y en el deporte, hasta que no cruzas la meta o hasta que el cronómetro no ha terminado de funcionar es mejor no aventurase en demasía con los pronósticos. Hechos. Nada de conjeturas.

Para continuar dando muestras de poderío, el Huesca desea que su hombre de referencia en ataque, el jovencísimo Cucho Hernández, mantenga la cadencia anotadora de las últimas apariciones (cinco goles en tres partidos). El colombiano es otra vez aquel chico recién llegado de su país que a los 18 años (19 desde abril) asombró a propios extraños. A su lado también han recuperado el alto nivel futbolistas como Aguilera, Melero o Moi Gómez, lo que unido a la seguridad de Pulido, Jair y Remiro, al papel agitador de Ferreiro en banda o a las diabluras de Gallar confeccionan nuevamente el Huesca alegre, vertical y a la vez incómodo para sus contendientes.

El técnico local dispone de todos sus efectivos tras cumplir Brezancic un partido de sanción en Córdoba. Tanto en el lateral como en la zona de vanguardia surgen las dos incógnitas en el once inicial, que incluso podría ser el mismo que saltó al verde en El Arcángel. Alexander, Akapo y Brezancic: tres nombres para dos puestos en los flancos defensivos. Arriba, repite Gallar o el entrenador le devuelve la titularidad a Chimy Ávila. Sin descartar alguna sorpresa ‘made in’ Rubi. Sea con unos o sea con otros, el Huesca debe ganar para abrir más huella hacia la cumbre.

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