En versión original

Rubi, técnico del Huesca, con todo su material tras muchas jornadas de ausencias.

Carlos Akapo y Álex Gallar, en imagen el lunes, se han integrado en la dinámica de grupo.
Carlos Akapo y Álex Gallar, en imagen el lunes, se han integrado en la dinámica de grupo.
Rafael Gobantes

Se habrá sentido incluso extraño Joan Francesc Ferrer ‘Rubi’, técnico del Huesca, a la hora de diseñar la configuración de su equipo para el derbi de La Romareda. Y es que después de muchas semanas de continuas bajas, en alguna jornada un auténtico rosario de ausencias, esta vez el preparador azulgrana ha manejado todos sus cromos en la pizarra previa al partido –el único que no estaba sobre la mesa, el del lateral zurdo Rulo Prieto, jugador de rol secundario que sigue fuera por un esguince de tobillo–. A nivel deportivo es esta sin duda la noticia más importante para el conjunto oscense, que se ha desangrado en lesiones y sanciones y que hoy, en un escenario histórico bajo un ambiente único, podrá mostrar nuevamente al mundo futbolístico su versión original.

El retorno a la normalidad del extremo Álex Gallar, aquejado de unas molestias musculares, unido a la incorporación al fin a la dinámica de grupo del lateral derecho Carlos Akapo, han supuesto dos refuerzos de entidad para la preparación del Zaragoza-Huesca. Una puesta a punto que se ha cocido desde la discreción, con tres sesiones de entrenamiento a puerta cerrada pensando en no ofrecer ninguna pista extra. Pero lo cierto es que pese a haberse escondido, el Huesca tiene poco que tapar. Porque con Rubi contemplando con gozo cómo todo su material se encuentra presto para el cuarto intento de asedio a La Romerada, tanto a nivel táctico como a nivel de nombres se espera esta tarde un equipo azulgrana plenamente identificable. A lo largo del campeonato, el entrenador barcelonés se ha decantado por un sistema que concentra jugadores en la zona medular, donde la asociación Aguilera-Sastre-Melero marca el ritmo de las operaciones.

Una incógnita en el once

Con el colombiano Cucho Hernández y el argentino Chimy Ávila como responsables de agitar el ataque altoaragonés, ya sea con los dos como puntas o con uno de ellos volcado hacia perfil exterior, con una línea defensiva inamovible (Alexander-Pulido-Jair-Brezancic) y una portería de único dueño (Remiro), en el once de hoy tan solo sobrevuela una incógnita.

Álex Gallar, Moi Gómez –y en menor medida David Ferreiro– son los candidatos que aparecen detrás de esa nebulosa. Si juega Gallar en banda: más movilidad, más carga eléctrica y más verticalidad; si es Moi Gómez, mayores posibilidades para controlar la posesión de la pelota, con lo que sería una concentración de cuatro mediocampistas de manejo en corto y capacidad para suministrar balones a la dupla sudamericana. Ferreiro, que no tuvo minutos en Cádiz, es la tercera vía de Rubi. El gallego es trabajo, desborde y recorrido junto al costado.

La duda en la alineación del Huesca para este sábado solo es aplicable de puertas para afuera. En el interior del vestuario, el jefe de la dirección técnica tiene clarísima su propuesta. "Sí", se limitó a decir Rubi el jueves cuando fue cuestionado sobre si ya tenía definido el once. "Me enrollo pero en esta pregunta soy claro y conciso", matizó entre risas.

Más serio puso el semblante cuando habló de la necesidad de controlar las emociones en un encuentro de tanta carga anímica. Sobre todo porque en el Huesca "hemos pagado muy caras las expulsiones de Chimy, Pulido o Melero. Espero que tengamos tranquilidad en los momentos de tensión para no volver a cometer esos errores. Partidos con diez se ganan muy pocos", avisó Rubi, sabedor de que muchos de los derbis disputados se han movido bajo parámetros de inferioridad numérica en uno y otro bando.

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