Mientras la Sociedad Deportiva Huesca piensa en recomponerse tras encadenar en este curso, por vez primera, dos derrotas, su próximo enemigo a batir tiene entre ceja y ceja el estirar su racha. Porque el Almería acudirá el domingo a El Alcoraz (20.00) en su mejor versión de la temporada, gracias a los dos triunfos consecutivos que, en contraposición con los azulgranas y sus caídas, es una circunstancia hasta el momento única para el equipo rojiblanco.

El secreto del cambio de rumbo hacia la regularidad tiene nombre y apellidos en el caso del Almería: Lucas Alcaraz González. El preparador granadino, en su tercera etapa al frente del banquillo andaluz, ha sido el encargado de hacer surgir los brotes verdes en medio de una exorbitante sequía.

Porque cuando Alcaraz fue confirmado como nuevo técnico del Almería, su equipo, dirigido entonces por Luis Miguel Ramis, se había instalado en la depresión. Cuatro derrotas seguidas amenazaban con llevar a pique la nave rojiblanca, que empezó a reflotar bajo la dirección de Fran Fernández en la jornada 16: triunfo local ante el Real Zaragoza (3-0).

El estreno de Lucas Alcaraz se produjo con un empate en el Mini Estadi contra el Barcelona B (1-1), repitiendo victoria en el Juegos del Mediterráneo en la fecha 18 del calendario (2-1 al Tenerife). Desde entonces, la errática marcha del Almería dio un vuelco, especialmente en sus compromisos en casa, puesto que lejos de su afición los resultados acumulados con el entrenador granadino no son tan altamente productivos.

Pero el balance global con Alcaraz, que es lo que cuenta, refleja números en verde. Así, en 13 encuentros disputados bajo las órdenes del experimentado técnico, el Almería ha cosechado 21 puntos, repartidos en seis victorias, tres empates y cuatro derrotas, habiendo anotado 16 goles y recibido 13. Contrastan estos datos con los que el equipo andaluz consiguió hasta la jornada 15: tan solo 15 puntos, con cuatro victorias, tres empates, ocho derrotas y una diferencia goleadora de -5.

El giro estadístico es consecuencia de un modelo distinto de juego, que con Lucas Alcaraz siempre toma el orden como mecanismo para desarrollar el resto de aspectos. Ahora, la mano que mece la cuna del Almería es una mano experta, con un currículum importante en la categoría de plata y que tras cumplir 100 días en el cargo ha situado a su equipo en su etapa más álgida de la presente campaña. Al menos, el descenso que amenazaba con teñir de sombra la luminosidad que caracteriza a la costa andaluza en esas latitudes es hoy día un peligro menos latente. De hecho, con el 2-1 de la pasada jornada contra la Cultural Leonesa la distancia que maneja sobre la línea roja hacia Segunda B es de 7 puntos, toda una bendición para una entidad que ha pasado con asiduidad por Primera en los últimos tiempos pero que también lleva varios cursos coqueteando con el desplome a la categoría de bronce.

La derrota que lo cambió todo

Curiosamente, hay que remontarse al Almería-Huesca de la ida para hallar el punto clave, el instante en el que todo cambió. Para unos y para otros. Así, el 0-3 cosechado por los altoaragoneses sirvió para abrir la caja de Pandora en el estadio Juegos del Mediterráneo. Hasta ese partido, los de Ramis transitaban por el campeonato con solvencia. Esa derrota fue la primera de las cuatro que agotaron la paciencia de la directiva que preside Alfonso García.

El Huesca se disparó con ese holgado triunfo y el Almería se hundió en una sima cada vez de mayor profundidad. Las opuestas trayectorias se han ido equilibrando con Alcaraz en la dirección técnica rojiblanca. Y es que atendiendo solo a lo efectuado con su actual entrenador, los datos situarían al conjunto andaluz al acecho de los puestos del ‘play off’.

El imbatido Alcoraz testará el estado de salud de ambos, para el Almería en la búsqueda de la tercera victoria fuera después de ganar en Lorca (1-2) y Sevilla (0-3).