Además de para poder incrementar la brecha con sus más inmediatos perseguidores en la cabeza de la clasificación, una victoria del Huesca este domingo contra el filial del Sevilla permitiría al equipo entrenado por Rubí romper con esa barrera invisible que persigue al conjunto en toda su trayectoria en Segunda División, y es que en todo este tiempo los azulgranas han sido incapaces de encadenar cuatro victorias consecutivas.

Por tanto, sumar tres triunfos se convierte hasta ahora en el límite oscense, que encuentra allí la barrera invisible que frena su escalada. No obstante, estuvo a punto de romper con ese 'maleficio' este mismo curso, pero un gol en el minuto 93 del Reus se lo impidió. Fue el 10 de octubre del pasado año, cuando el calendario se apretó con una jornada entre semana que acabó costando al Huesca dos puntos y le dio continuidad a esa estadística negativa. Antes, en las jornada anteriores, los de Rubi habían logrado tres meritorios triunfos frente al Valladolid y el Rayo Vallecano en territorio oscense, y frente al Almería domicilio.

Una de las frases más manidas ente los aficionados al fútbol y en especial a la Segunda División fija que cualquier equipo de la categoría logrando tres triunfos seguidos, puede cambiar de objetivos, apelando a lo tremendamente igualado de la competición, que hace que tanto la cabeza como la zona de descenso se mueva en diferencias mínimas. En el caso del Huesca, el 9 de 9 puntos posibles que ha logrado en lo que se lleva disputado de la segunda vuelta le permite mantenerse en lo más alto de la clasificación, pero lograr su propio récord con una cuarta victoria, además de suponer un hito más en su trayectoria, le aportaría un enorme empujón para consolidarse frente a los conjuntos que aspiran a quitarle el puesto.