Una estrella Michelin para el líder

Durante estas últimas semanas, desde que la Sociedad Deportiva Huesca observa privilegiadamente en la atalaya de la Segunda División al resto de sus rivales, son muchos los que se preguntan cuáles son los secretos de este club de limitados recursos económicos aunque de ilimitada ilusión que parece empeñado en romper todos los pronósticos para tomar en junio la senda de la gloria hacia Primera. Como es lógico, no se trata de un aspecto concreto u otro: el éxito que está cosechando el Huesca condensa multitud de elementos.

Sin embargo, sí que se pueden extraer algunas conclusiones a estas alturas de la película. Una de ellas es que la plantilla azulgrana se alimenta a la perfección, puesto que nada más y nada menos que una estrella Michelin se pone a su servicio dos veces por semana. Porque dos son los almuerzos que el conjunto oscense celebra en uno de los tres establecimientos de la capital que disfrutan de esa distinción, en este caso el restaurante Lillas Pastia. Al frente del mismo se encuentra el chef Carmelo Bosque, quien a su vez es consejero del Huesca.

El prestigioso cocinero de Ponzano y Juan Carlos Galindo, jefe de los servicios médicos del club, se encargan de elaborar los menús. En la base de las recetas, en primer lugar figura "un cariño especial", indica Carmelo. A partir de ahí, "cubrimos los principios inmediatos como proteínas, hidratos de carbono y vitaminas. Comen muchas verduras, legumbres, cremas naturales, ensaladas y fruta", destaca Galindo. "Todo es natural, con productos frescos, y se hace cada día. Por eso vienen contentos. Hay una relación de amistad también porque los cocineros somos aficionados. Les mimamos y les cuidamos. Aparte a nuestros clientes les encanta, aunque tienen total privacidad. Solo entran alguna vez niños, que lo viven con gran emoción", añade el chef.

"Cuando hablamos de nutrición estamos hablando de salud. La finalidad es mejorarla, porque cualquier deportista de élite lo primero que tiene que hacer es estar sano. Y la alimentación tiene una repercusión directísima", explica Galindo. Se trata de que la comida sea "saludable, agradable al gusto, equilibrada y que cubra las necesidades de un futbolista profesional", apostilla. En definitiva, "buscamos que una parte del denominado entrenamiento invisible esté un poco más controlada, porque las consecuencias solo pueden ser positivas".

El cuerpo técnico que encabeza Joan Francesc Ferrer ‘Rubi’ fue el que impulsó y solicitó en verano poner en funcionamiento lo que en el presente es ya costumbre. Agustín Lasaosa, presidente del club, contactó rápidamente con Carmelo, quien no dudó un segundo en aceptar la propuesta. Meses después, "el maridaje ha resultado excelente. Estamos muy satisfechos", afirma Galindo. El chef, por su parte, desvela cuál será el siguiente paso: "El presidente quiere que haya un restaurante en El Alcoraz aprovechando la nueva Tribuna Norte". La idea es aumentar las horas de convivencia entre jugadores, que este curso ya desayunan juntos varios días por semana. Además, ese restaurante abriría al público en general.

Persiguiendo un sueño

Por ahora, en lo deportivo, el Huesca trata de seguir en la cima ¿Es posible soñar con subir? "Hace poco nombró el presidente una frase de Walt Disney, que dice que las cosas suceden dos veces: cuando se imaginan y cuando pasan. Puestos a ser ambiciosos y como somos un club al que no le asustan los retos, por qué no", contesta Galindo. "Veo el sueño muy real. Cuando miro la tabla vamos primeros. Creo que si seguimos ahí tras los próximos diez partidos será muy difícil sacar al Huesca de arriba", dice Carmelo, quien desde el minuto cero del actual proyecto forma parte de una junta en la que es clave que "Petón y Agustín son gente de fútbol".