Juan Antonio Anquela: "Mi discurso aquí se había acabado"

El técnico se despide del Huesca con un discurso de agradecimiento, en el que dice llevarse "muy buenos amigos" de su paso por la ciudad.

Juan Antonio Anquela, de blanco, se abraza con el presidente de la SD Huesca, Agustín Lasasosa.
Juan Antonio Anquela: "Mi discurso aquí se había acabado"
Rafael Gobantes

Le costaba a Juan Antonio Anquela no referirse al Huesca en primera persona ayer en la rueda de prensa con la que se despidió del club tras 20 meses al frente de su banquillo. Habían pasado 24 horas desde que se hiciera oficial la decisión del técnico de rechazar la oferta de renovación del club, y quiso decir adiós a la afición en una última comparecencia. "Muchas gracias por aguantarme y desear que tengamos todos toda la suerte. Sobre todo mi equipo, que es el Huesca, para que le sigan saliendo las cosas como se merecen. Es decir, muy bien", fueron las últimas palabras del técnico.

Antes, quiso aclarar la cuestión que todos los aficionados del club se preguntan desde que se anunciara su marcha, en referencia a los motivos que le han llevado a elegir otro destino a pesar de haber firmado la mejor temporada de la historia del Huesca. "No tenía ya palabras para venir a decir a mis futbolistas el año que viene. Hay discursos que se acaban y yo las gasté casi todas. Y cuando uno se queda sin palabras, mal negocio", fue la argumentación que dio el veterano técnico, asegurando que no es falta de fuerzas, ya que dijo desear seguir entrenando en la próxima temporada.

Un futuro inmediato que en su caso aseguró no tener decidido, pero que augura positivo en la capital oscense, ya que hacía hincapié en varias ocasiones en el "gran grupo humano" que guarda su actual vestuario, del que decía, se lleva "muchos guerreros para su causa", en referencia a esos jugadores que "dejan de ser solamente un número para convertirse en algo más". También habló de las amistades que deja en la ciudad, destacándolo como lo más importante para él, en referencia a "buenos amigos que no tienen nada que ver con el fútbol".

Era a la hora de hablar del reto que se le presenta al club en el futuro tras el gran listón dejado en la presente temporada cuando al entrenador le costó desvincularse del equipo. "No tenemos que olvidarnos de quienes somos y de donde venimos, porque somos la SD Huesca, y el día que le perdamos el respeto a cualquier historia porque saquemos demasiado el pecho... el fútbol te lo hunde al segundo. Así que ellos, los que están detrás de esas puertas –en referencia a la directiva–, saben muy bien cómo tienen que hacer y no cambiarán ni una coma, porque ellos saben que si cambian no son todo lo grandes que son y que han hecho ser al Huesca".

Tocó recapitular sobre los últimos 20 meses, en los que ha vivido dos temporadas muy diferentes. La primera marcada por el sufrimiento para salvar la categoría, y la más reciente con la ilusión de hacer historia con el equipo, y en ambas conquistas estaban los puntos más recordados por el entrenador. "Mi mejor momento fue el año pasado en Pamplona, cuando el equipo se salvó, porque vi la sonrisa de mucha gente. Porque nosotros jugamos para todos esos que están arriba y que se merece estar en Segunda División. Jugamos con la profesión y con el trabajo de mucha gente y teníamos que quedarnos en Segunda como fuera y lo conseguimos en un campo increíble y en un día épico. Ver como eran felices fue la mayor satisfacción", relató el técnico.

A la hora de destacar el momento más amargo, apuntó al más reciente. "El sábado cuando nos eliminaron. Yo quería estar allí y compitiendo hoy otra vez y hacer feliz a mucha gente", dijo, destacando que esa decepción es la que le impide irse con una satisfacción plena. "Quería mucho más, y estoy muy triste desde el otro día, porque yo quería ver la cara de esa gente que ha hecho grande a esta empresa".

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