Se denomina mal de altura a los problemas físicos que se manifiestan cuando se asciende a puntos con elevada altitud. Algo típico de aquellos que práctican deportes de montaña, y que en el fútbol también tiene su propia versión, –salvando las distancias–, cuando un equipo acostumbrado al sufrimiento ocupa posiciones destacadas en la tabla. Aparece entonces el vértigo y una mezcla de euforia y presión, a veces tan difícil de gestionar como sentir el agua del descenso al cuello. En esa situación se encuentra el Huesca, alzado a la quinta plaza de la clasificación, que en este momento, tras doce jornadas disputadas, le daría derecho a jugar la promoción de ascenso. Los oscenses cuentan, por tanto, con la oportunidad esta tarde a partir de las 16.00 de demostrar si les puede ese mal de altura o si Anquela ha instruido a un vestuario capaz de aclimatarse a cualquiera situación.

El Ramón de Carranza será el escenario para esa prueba, con el Cádiz como anfitrión. "En el fútbol no hay pasado ni futuro, existe el presente y nuestro presente es el sábado en Cádiz", aseguraba Anquela en la previa del encuentro para rebajar la euforia que se ha podido crear al ver al Huesca en la posición en la que se encuentra. Los números respaldan al entrenador, ya que solo cuatro puntos separan a los andaluces del conjunto azulgrana, pero en la clasificación cuentan con un foso de once posiciones entre ellos, en una muestra más de que la igualdad de la Segunda División no da margen a ningún descuido.

Porque si por algo se caracteriza el discurso del entrenador azulgrana, y que ha contagiado a todos los jugadores que han comparecido en esta semana, es en abogar por la cautela. "Tenemos que tener los pies en el suelo", defienden tanto Anquela como sus pupilos. No obstante, la ilusión se ha instaurado en la afición oscense, que ve en la buena dinámica de su equipo la dinámica para soñar. Algo comprensible dentro del club, pero que no quieren que suponga una presión para los jugadores o les lleve a la relajación.

Por ahora, el rendimiento del vestuario azulgrana ha experimentado una trayectoria ascendente, independientemente de los jugadores que Anquela coloque sobre el campo, ya que las todas las convocatorias, a excepción de la del pasado sábado ante el Reus, estaban condicionadas por las bajas. La que el técnico dio a conocer ayer antes de que la expecdición azulgrana se subiera al autobús no fue una excepción, ya que esta semana se confimarba la lesión de Aguilera, que deberá parar dos semanas por una dolencia muscular que sufrió en el encuentro de la pasada jornada. La ausencia del madrileño es el único cambio que experimentará el once del Huesca respecto al de siete días antes, y presumiblemente será Franck Bambock el que acompañe a Melero en el doble pivote, como ya sucedió cuando Aguilera pidió ser sustituido a la media hora de juego frente al Reus. Ambos ya habían jugado juntos desde el pitido inicial en el encuentro contra el Mallorca en el que el Huesca cayó por 3-0. Fue esa la última derrota oscense, ya que desde entonces, los azulgranas han logrado dos triunfos y un empate.

La expedición azulgrana viajó ayer a Cádiz, saliendo a las 9.00 de El Alcoraz con destino a Zaragoza, donde cogieron un tren AVE hasta Sevilla. Tras llegar a la capital andaluza y comer en un hotel de la ciudad, se desplazaron hasta Cádiz para realizar un último entrenamiento antes del partido. Tras la disputa de este, el equipo regresará a Huesca.

Carlos Calvo, fuera de la lista

Por parte del rival del Huesca, ayer Cervera daba a conocer una lista de 19 jugadores para recibir a los oscenses. En esta no estaba el exazulgrana Carlos Calvo, que pasa así de titular a descartado. Tampoco estará Brian Oliva por lesión.