Un triunfo plácido y meritorio para el Huesca

El Huesca defendió bien a un Toledo sin mucha mordiente y encontró la facilidad para definir.

El fútbol presenta situaciones a quienes juzgan desde fuera que luego no comparten los que están dentro. A saber: la victoria del Huesca, por la contundencia del resultado, por la serenidad que la presidió, por lo poco que llegó con peligro el Toledo... pareció una cosa sencilla. No carente de mérito, pero apacible. Sin embargo, cuando se escucha a los protagonistas y se analizan los matices aparecen razones para situar cada cosa en su sitio. Si el Toledo no llegó fue porque se le defendió muy bien y si se ganó 3-0 es porque hubo una gran definición, esa destreza que tanto se critica cuando no se tiene. Por tanto, habrá que deducir que si el Toledo pareció pequeño será porque el Huesca fue grande. 


Estupendo bagaje en un momento muy importante además, porque sirve para que el equipo oscense se coloque a tres puntos del líder y dé la sensación de que en la Liga (no sólo en la Copa) está al nivel competitivo que cabe esperar de él.


Tyronne, José Gaspar y Chus Sosa hicieron los goles. Para el primero y el tercero supuso su estreno en esta faceta. A Sosa le viene fenomenal después de un mes fuera de la película. Ayer salió por un desdibujado Gassama y con el primer cambio de ritmo se ganó a la grada. Tiene un juego especial, que lleva siempre aparejada la amenaza: por dónde se irá este.


Íñigo Ros fue baja por sanción. El eje de la medular lo volvió a ocupar Camacho con Manolo. El capitán trabajó mucho, como es habitual, aunque ayer el que brilló con luz propia fue el cordobés. Sobrio, dominando la pausa y variando la orientación del juego con una precisión de otra categoría. Con este tono no hay quien le pueda quitar de ahí.


Las rotaciones incluyeron que Esnáider apareciera en punta en lugar de Guillem. El ariete se pegó una paliza de correr y de guerrear, pero la única vez que estuvo cerca del gol, a los tres minutos del inicio, no anduvo fino. A cambio dio la asistencia del segundo tanto a José Gaspar. Pero se espera más de él, que conecte más con la mediapunta o la mediapunta con él. Algo más.

El Toledo se mostró tan solo correoso. Abusó de las faltas, como muestran las cuatro amarillas que vieron por ninguna del Huesca. Scardina se redimió de su error en la Copa y formó con Carlos David un tándem solvente. Hasta qué punto favoreció eso la ingenuidad del enemigo tampoco es fácil saberlo.


El primer tanto nació de un buen centro de Aythami. En realidad, el Huesca tiene muy buenos centradores. Cada partido se ven diez o doce roscas de esas muy jugosas, que llevan el arco suficiente para caer a la espalda de la defensa y el efecto necesario para crearle la duda al portero de salir o no salir. Y entre una cosa y otra, Tyronne metió la punta de la bota y firmó el 1-0.


No cambió en exceso el decorado. La tarde discurría un tanto lánguida, quizá porque se minimizó al rival. El Toledo se difuminaba en los metros de la verdad. Un púgil luce poco ante otro inoperante y eso llega a generar cierto aburrimiento.


Ya en la segunda parte, Esnáider peinó el balón en un ataque de manual originado a partir de un fuera de banda. José Gaspar fue el más listo y colocó el balón lejos del alcance del meta visitante.


Con el encuentro en su epílogo, Morillas, un lateral zurdo completísimo que se ha metido a la gente en el bolsillo por su intensidad y buen hacer, puso un centro formidable para que Sosa, pequeñito él, rematase de cabeza como rezan los manuales de técnica. Tres a cero y a seguir creciendo.