Bono, 364 minutos con el cerrojo echado en la portería

El guardameta zaragocista sumó en Pamplona su cuarto partido consecutivo sin encajar gol.

Yasinne Bounou 'Bono'
Bono, 364 minutos con el cerrojo echado en la portería
Heraldo.es

Ni Leganés, ni Recreativo, ni Barcelona B, ni tampoco el Osasuna, lograron batir la portería del Real Zaragoza en los últimos cuatro partidos. El guardameta Yasinne Bounou ‘Bono’, por lo tanto, suma ya cuatro partidos completos consecutivos sin encajar un solo tanto. Es decir, 360 minutos a los que hay que añadir, para hacer fiel la serie, los últimos 4 de la debacle de Las Palmas, ya que el último gol del anterior choque a este póquer exitoso lo hizo Roque Mesa en el minuto 86.


Esta ya notable marca de imbatibilidad zaragocista, en un año donde los agujeros defensivos han sido demasiados para un equipo que aspira a subir a Primera, ha superado la que amagó a modo de espejismo el Real Zaragoza en la primera vuelta. Aquella en la que Óscar Whalley, entonces titular en la portería, no se vio superado ni por el Alavés, ni por el Llagostera, ni por el Mallorca en tres jornadas de buen tino en las labores de retaguardia en el equipo zaragocista. Entre las jornadas 5ª y 8ª, el arquero canterano aglutinó 292 minutos imbatido, hasta que el jugador del Lugo David García rompió la racha con el primer tanto de aquel 3-3 en campo gallego.


No es un dato menor que el actual Real Zaragoza haya sido capaz de aguantar con su puerta a cero durante cuatro partidos. Se trata de una serie que destila mejoría en una de las facetas que estaban llevando al descarrilamiento global al equipo de no mediar una solución. De hecho, con los 33 goles encajados hasta hoy, el Zaragoza sigue siendo el séptimo más goleado de la liga, solo superado por tres de los del paquete de cola (Sabadell, Recre y Albacete), el Barça B, el Mallorca y el Alcorcón. Un dato que denuncia el mal funcionamiento del sistema de contención que ha causado la pérdida de varios puntos que, con una mejor aplicación –como la mostrada en estas últimas cuatro jornadas–, habrían posibilitado que el Zaragoza estuviera hoy en la pelea por el ascenso directo con total seguridad.


De hecho, hasta esta excelente racha de cuatro partidos sin encajar un tanto que está vigente, el equipo zaragocista solo había sido capaz de dejar a cero a cuatro rivales. Ademas de al Recreativo, en aquel 0-0 del inicio liguero en Huelva, solo se logró ese objetivo con los tres rivales antes citados en la racha que protagonizó Whalley bajo palos entre septiembre y octubre. Es decir, al Alavés, en el primer triunfo del curso, que se logró con un 1-0; al Llagostera, en cuyo campo se repitió victoria mínima por 0-1; y al Mallorca, que fue superado por 2-0.


Desde ese día, se acumularon hasta 13 jornadas concatenadas viendo la portería blanquilla perforada sin remedio. Una epidemia que, de no haberse logrado atajar, tenía al Zaragoza abocado a un fracaso inevitable a corto plazo en sus ansias por encaramarse a los seis primeros puestos de cara a la recta final de la temporada.


Bono es el referente como portero, como siempre sucede en estos casos. Pero la rehabilitación defensiva corresponde a todo el equipo. Ranko Popovic, el entrenador, lleva semanas trabajando en reequilibrar el patrón táctico del bloque. Y los resultados parecen asomar ya con sustento.