En la guarida del líder

El Zaragoza se exige una una victoria para no perder prácticamente el tren del ascenso directo.

Los jugadores zaragocistas se ejercitan ayer en las instalaciones de Barranco Seco, en Gran Canaria.
En la guarida del líder
Real Zaragoza

Las cosas, si cogen por el lado de las matemáticas, comienzan a apreciarse con la misma dureza que una lluvia de piedras. El Zaragoza mira arriba y, más que los números, lo nublan los rendimientos de los otros. Equipos como el Betis (en resurrección), el Valladolid (a quien ya se le vio la medida de su traje el pasado domingo), el Sporting (tan imbatible a estas alturas del año) o el rival de hoy desde las doce de la mañana, Las Palmas, un líder con todas las letras, componen una colección de adversarios de aspecto inatrapable.


Quizá fallen dos, será complicado que lo hagan todos… pero el Zaragoza ya ha perdido un trecho del camino a Primera. Nada, en todo caso, irreversible en una Segunda División abierta a las utopías. Más que desafíos aritméticos, los aragoneses deberán comenzar por vencerse a sí mismos. Mejorar.


Progresar. Definirse. Darle cuerpo a las breves líneas de avance manifestadas hasta hace siete días por el equipo de Popovic.


El Valladolid fue un aviso de la distancia que separa a un aspirante aún en peso pluma como el Zaragoza de los pesos pesados del circuito. Las Palmas, gobernado con un bastón inapelable por Paco Herrera, el hombre que vivió en el Zaragoza con el enemigo en el despacho de al lado, es uno de ellos. Una victoria es más necesaria para creerse a sí mismo que para evitar ya el atrevimiento de despedir la vía directa del ascenso. Popovic, para ello, moverá un equipo que arrastra una cruz: doce jornadas cosiendo goles en su drama defensivo. Hacia ahí gira la decisión de mayor alcance.


La cuestión de la portería ha subido esta semana de temperatura. Whalley está tan mal como tanto promete, atravesando uno de esos periodos de irregularidad inseparables de todo proceso de aprendizaje. El problema para el Zaragoza es que debe subir a Primera. Lleva dos meses con una portería que ni suma puntos ni los salva. Whalley es futuro, pero el futuro del club depende del presente más que nunca. Este asunto ocupa un espacio de debate en el club desde hace semanas. Popovic ya valoró la entrada de Bono nada más llegar y esta semana ha retomado el envenenado dilema. Todo apunta que ahora moverá ficha.


Popovic también matizará su dibujo con perfiles diferentes en el núcleo del equipo. Basha entraría donde Ruiz de Galarreta con una misión muy acentuada: abrigar el corazón del Zaragoza con espíritu combativo, capacidad de robo y ánimo gregario. Así corregiría los desequilibrios hacia los que tiende el equipo y que tanto han carcomido su nivel defensivo. El albanosuizo operó de este modo contra el Valladolid. Compensó el epicentro del juego y eso mejoró las dinámicas internas (el control del fútbol, la cohesión de líneas, la circulación de la pelota…) del Zaragoza aun cuando el partido estaba ya arrojado en la papelera. Ruiz de Galarreta subió un escalón en el campo, más cerca de Borja que de Dorca, un espacio que hoy también le reserva Ranko Popovic y desde donde debería ganar visibilidad y determinación en su juego. El Zaragoza pierde al lesionado Eldin y Jaime se perfila como relevo, del mismo modo que Vallejo de Lolo en la defensa.


Enfrente, Las Palmas es un equipo con paso de gigante. Solo ha perdido dos partidos este curso. Osasuna le ganó en su última velada en casa y eso puede tomarlo el Zaragoza como estímulo. Paco Herrera ha encontrado en Gran Canaria la paz y el abrigo que le quemaron García Pitarch y sus ayudantes la pasada temporada. Ha impuesto su estilo, ha detectado nuevos jugadores en la cantera y los ha incubado hasta que han roto, su equipo juega bien, con cariño a la pelota, afán colectivo y está afilado por Araujo.


Arma un 4-2-3-1 con Culio y Nauzet como lanzas ofensivas. Herrera recupera a Hernán, un mediocentro con nota alta en todas las cualidades de un futbolista de esa posición. Atrás tiene la baja de Aythami. Marcelo Silva lo reemplazará. Y en la portería emerge Casto, uno de los mejores en lo suyo la pasada campaña en Segunda. El Zaragoza lo tuvo apalabrado hasta que Víctor Muñoz prefirió un guardameta con otros ingredientes principales. Y ahí prendió el fuego y su humo que aún hoy engulle el asunto de la portería del Zaragoza.