Tres puntos obligados

El Real Zaragoza recibe al tercer clasificado, el Girona, sin margen de error para no perder el tren de la zona de ascenso.

Ruiz de Galarreta y Pedro, con el peto verde de los titulares, en el entrenamiento del viernes.
Tres puntos obligados
Guillermo Mestre

Se despide hoy el fútbol de La Romareda en 2014 con un partido crucial -el enésimo de los últimos años por unas causas u otras- frente al Girona. Esta vez, se trata de un duelo en el que el Real Zaragoza tiene la imperiosa obligación de sumar los tres puntos en juego para no perder el hilo de la zona de cabeza de la clasificación en las vísperas del parón navideño. Antes de esta marca temporal, que siempre es un tiempo muerto de análisis relevante en todos los equipos, los zaragocistas solo tienen pendiente el desplazamiento a Miranda, el próximo sábado.


A nadie escapa que al Real Zaragoza le conviene llegar a los turrones reubicado entre los seis primeros, en el vagón de los que en junio pelearán por el ascenso a Primera División, lugar que perdió el pasado lunes al obtener solo un punto en casa del penúltimo clasificado, el Albacete. Para ello, estos dos partidos frente al Girona y el Mirandés, se convierten en dos hitos de la máxima importancia para el revolucionado equipo que ahora dirige Ranko Popovic.


Llega el Girona a La Romareda con unos números que asustan. Nadie, ni ellos mismos, hubiese dado un euro en agosto, al inicio del torneo, por que el conjunto catalán estuviese en lo más alto de la tabla de manera perenne. Ha acometido esta 17ª jornada en tercera posición tras perder el liderato hace siete días con una inesperada derrota en su casa ante el filial del Barça (0-1). Y es que su fortaleza para ser uno de los gallos de la competición está más como visitante que como local.


Popovic y sus muchachos saben de antemano que, o lo vuelven a bordar como en los primeros 60 minutos ante la Ponferradina hace dos semanas, o esta tarde toca trabajo duro y, posiblemente, una buena dosis de padecimiento para sacar adelante el tajo con éxito.


Al menos, Popovic ha rehecho parcialmente el equipo tras el aluvión de bajas que acusó en Albacete. De nuevo con Dorca y Cabrera en el once inicial, puede repetir el equipo que, precisamente, certificó la goleada frente a la Ponfe en un día en el que se rearmaron las esperanzas de la afición aragonesa en su equipo tras un noviembre negro que se llevó por delante a Víctor Muñoz y abrió la caja de las dudas. Sigue confiando en el joven Whalley en la portería, pese a que el canterano no acaba de cuajar un partido redondo que atenúe su bajonazo en el rendimiento, crisis que le brotó justo al volver de su estreno con la selección española sub-21. Y debe de seguir utilizando a Lolo como central de emergencia por las lesiones de tres de los titulares en este primer tramo liguero (Mario, Rubén y Vallejo).


El nuevo entrenador serbio quiere mostrar al público un nuevo avance del grupo hacia sus tesis futbolísticas. Desea que hoy la gente disfrute, que el equipo se sienta bien con el control del balón, que haya aprendido a defender y a taponar los boquetes defensivos que lo hacen demasiado vulnerable se juegue contra quien se juegue. Willian José es su damnificado al utilizar solo un punta de referencia. Y esta vez, el revulsivo de Jaime no existirá por la expulsión del albaceteño el otro día ante sus paisanos. El dato anecdótico lo puede poner durante el encuentro el debut del defensor alcañizano Meseguer, capitán del filial y que hoy se estrena por fin en una citación con el primer equipo tras muchos amagos en los últimos tiempos.


El Girona, equipo de solvencias extremas en los últimos años, ha pasado de salvarse del descenso a Segunda B en junio de milagro a ser un candidato al ascenso a Primera con todas las de la ley (hace dos años ya jugó la promoción). Felipe Sanchón es su estrella, con nueve goles y dos asistencias como aval jugando como centrocampista. Es un equipo peculiar que, con el soriano Pablo Machín al frente, juega siempre con un sistema 5-3-2, cerrando con tres centrales, dando largo recorrido a sus laterales y atacando con dos puntas (el tanque Sandaza, con seis dianas, también está de dulce, y el otro es Mata). Llegan a Zaragoza con la baja del central francés Lejeune, castigado por acumulación de tarjetas, ausencia que en Gerona catalogan de alto rango.


Estas son las trazas de un partido sugerente que debe endulzar las Navidades a un zaragocismo necesitado de alegrías más constantes.