Víctor Muñoz, bajo la lupa del Consejo

Los directivos y ejecutivos del Real Zaragoza, con el director deportivo a la cabeza, estudian los pros y los contras de acometer la destitución del entrenador en plena crisis de resultados.

V. Muñoz
Víctor Muñoz, bajo la lupa del Consejo
Guillermo Mestre

La continuidad o la destitución de Víctor Muñoz como entrenador del Real Zaragoza ha pasado a ser una cuestión mayor en el seno de la SAD. Una disyuntiva de alto rango que va a ser sometida al microscopio en una reunión que el Consejo de Administración de la entidad zaragocista tiene previsto llevar a cabo, en principio, hoy lunes. No es asunto monográfico, en una semana donde hay más cuestiones relevantes que afrontar relativas al ámbito financiero, pero sí se ha convertido en las últimas horas en un problema que necesita una solución rápida, cabal y acertada.


La derrota de anteayer en Soria, que añade otro peligroso eslabón a la cadena de partidos seguidos sin ganar –ya cuatro– sumando solo uno de los últimos 12 puntos disputados, ha empujado a la figura del técnico aragonés al primer nivel de atención, análisis y debate dentro del Consejo de Administración de la entidad zaragocista. Los directivos y ejecutivos del club, con el director deportivo Ángel Martín González a la cabeza, observan con enorme preocupación los síntomas negativos que está dando el equipo en el último mes. El Real Zaragoza, que ganando al Tenerife el partido que quedó aplazado al final de la 11ª jornada el pasado día 3 se hubiese encaramado al tercer puesto de la clasificación, falló en ese momento crucial. Con ese esperado triunfo en La Romareda, se hubiera ubicado a dos puntos de la cabeza y con un amplio colchón de siete de ventaja sobre el sexto y el séptimo. Pero aquel inesperado tropezón, que rompió contra pronóstico la dinámica positiva de siete partidos consecutivos sin conocer la derrota, significó el inicio de un deterioro en el juego y las hechuras del equipo que culminó este sábado en Soria con el peor partido de la temporada. Lejos de salir del bache y de superar circunstancias adversas, el equipo va desvaneciéndose alarmantemente paso a paso.


A estas cuestiones pura y objetivamente numéricas y de sensaciones generales, se suma en los últimos días la conducta de Víctor Muñoz. Al entrenador se le aprecia nervioso con el entorno, empecinado en sus ideales pese a que se manifestan erráticos, inflexible en su particular y subjetivo manejo de la plantilla, crecientemente irascible ante cualquier cuestión que se le pueda plantear dentro del normal funcionamiento interno de un club de fútbol profesional. Una manera de ser que nunca, desde el inicio de la pretemporada, permitió un funcionamiento correcto en las entrañas del área deportiva y que, en las últimas fechas, ha acentuado sus síntomas hasta hacerla complicada de mantener.


En nada ayudan a Muñoz sus declaraciones, tanto por su contenido como por su tono, emitidas a la conclusión del choque del sábado ante elNumancia. Este episodio, donde el entrenador dibujó con solemnidad un panorama alejado de la realidad, cosido a la dolorosa derrota del equipo ante 2.500 aficionados zaragocistas en las gradas de Los Pajaritos, apuntala la percepción de los responsables del club de que así es muy difícil lograr una sintonía interior que permita pelear por el ascenso a Primera en junio, objetivo supremo de la SAD. En el trato directo dentro del club, Víctor también ha ido acumulando roces y encontronazos verbales con sus responsables más directos que suman en negativo a la hora de escrutar cuál ha de ser su futuro inmediato en la sociedad.


Barajar la destitución del entrenador en las circunstancias actuales deriva indefectiblemente hacia el apartado dinerario. La situacion del club está todavía por definirse respecto de su deuda con la Agencia Tributaria y, por lo tanto, requiere de un tiempo, que se espera breve, para enmarcar con exactitud la nueva órbita de la SAD. Si Víctor es cesado, con él se irán sus ayudantes Raúl Longhi, Manuel Lapuente y Eduardo Basigalup. Alrededor de 180.000 euros costaría finiquitarlos, a lo que hay que añadir la contratación del sustituto. Un desembolso extra que necesita un estudio previo minucioso.


PACO GIMÉNEZ