Una defensa en la que creer

Pese a la falta de rodaje y a los cambios forzosos que Víctor Muñoz ha debido acometer en la línea de zagueros, el equipo ha dejado su portería a cero en tres de los seis partidos de liga

Víctor Muñoz, en un ejercicio en entrenamiento con todo el grupo de jugadores defensivos de la plantilla.
Una defensa en la que creer
A. Navarro

El Real Zaragoza ha conseguido dejar imbatida su portería en tres de los seis partidos de liga disputados hasta hoy. En el debut, en Huelva, logró empatar 0-0 en un día marcado por la improvisación y el precipitado comienzo de la competición cuando el equipo estaba en mantillas, aún por hacer casi en un 50 por ciento. Y, en las dos ultimas jornadas, su acierto defensivo ha permitido lograr y enlazar sus primeras dos victorias del curso, 1-0 en la Romareda ante el Alavés y 0-1 en Palamós frente al Llagostera. Tres días con el objetivo supremo de cualquier defensa cumplido a rajatabla: no encajar un solo gol de los rivales al final de cada choque.


Por encima de cuestiones de matiz, el trazo grueso del análisis del equipo hasta ahora revela que los futbolistas que están conformando el entramado defensivo de Víctor Muñoz apuntan solvencia y buena mezcla de cara al futuro. Y esto, con la apostilla de que la línea de atrás no ha tenido la continuidad deseable en este corto espacio temporal. Tan solo el portero, Whalley, y el lateral derecho, Fernández, han jugado siempre y han cubierto los 540 minutos de los seis primeros partidos. En las otras tres posiciones de la zaga (central diestro, central izquierdo y lateral zurdo), hasta tres futbolsitas por posición han pasado en estas seis primeras semanas de liga.


El central diestro que más ha jugado ha sido el juvenil Vallejo (375 minutos), que comenzó la liga como pieza de emergencia por la falta de efectivos con ficha profesional a 23 de agosto. Ante el Osasuna, Víctor lo sustituyó por Cabrera a falta de media hora y el uruguayo cubrió durante 30 minutos, de manera excepcional, ese lado de la línea de destrucción. Y, frente al Alavés, el joven aragonés dejó el equipo lesionado en el descanso, siendo suplido por Rubén, que ha cubierto esa trinchera en el último partido y medio (135 minutos).


En el puesto de central zurdo, es Mario el que, pese a su tardía llegada, es el dueño del lugar con 450 minutos (todos los partidos completos, a excepción del primero en el Colombino). Cabrera fue quien ocupó durante 60 minutos ese lugar en Huelva, hasta que Diogo (ese día medio centro) tuvo que ser relevado por agotamiento por Rubén, que se ubicó como central izquierdo en la última media hora, tiempo en el que Cabrera fue adelantado a la línea medular.

Y en el lateral zurdo es donde menos claro está el dueño a estas alturas, en principio, a causa de la lesión del titular de inicio, Rico, que tras jugar los tres primeros partidos completos, sufrió una rotura muscular al inicio del cuarto envite contra el Sabadell y ha dejado en herencia el papel a Cabrera. Entremedias, aquel día ante los vallesanos, Muñoz probó con el juvenil Nieto –que estaba en el campo actuando como interior– durante 40 minutos, pero una nueva dolencia muscular de éste dio paso a Cabrera de manera definitiva.


Precisamente, el charrúa es, a través de estos episodios forzosos, el más versátil de los hombres utilizados hasta ahora por Víctor. Además de pasar por tres de los cuatro puestos de la zaga, también ha cumplido con el rol de pivote defensivo en medio campo. Todo un comodín, por lo tanto.Una eficacia notable

A pesar de la catastrófica tarde del Mini Estadi, donde el filial del Barça goleó al Real Zaragoza por 4-1 en el peor día de todo el equipo, y del agrio sabor de boca que dejaron los dos goles postreros que significaron los empates del Osasuna y el Sabadell en la Romareda cuando el equipo zaragocista guardaba el 1-0 con uñas y dientes, el balance global del entramado defensivo, objetivamente, es notable hasta el momento. Los números así lo destilan.


En una traslación de esta solvencia hacia el futuro, si de cada seis jornadas el equipo fuese capaz de seguir dejando tres sin recibir goles de los adversarios, alcanzaría el final de la liga con 21 partidos con la portería imbatida. Un dato que sería sinónimo de éxito de grandes dimensiones llegado junio.


No es un dato casual el que aporta en estos momentos la defensa blanquilla y, por inesperado, sorprende gratamente. Si alguna línea es penalizada sin misericordia por el fútbol es la defensiva, portería incluida. Ahí, los fallos graves siempre generan consecuencias irreversibles. Y, por ahora, aunque ha habido grietas concretas en determinados momentos y posicionamientos entre los nueve jugadores que ya han participado en este crucial sector del equipo (faltan por asomar los porteros Bono y Alcolea y, en su faceta de defensores, Diogo y Lolo), solo el Barcelona B ha puesto en evidencia en un partido los errores de bulto. En los otros cinco encuentros, solo se han encajado dos goles (dolorosos, que costaron 4 puntos de oro a última hora, pero solo dos).


Si, en condiciones precarias de preparación y rodaje, el mecanismo defensivo ha dado estos réditos, cabe pensar que, bien trabajado por Víctor Muñoz, tenderá a mejorar aún más con el tiempo.