Pasado mañana arranca la temporada 2014-15. En menos de 72 horas, el balón rodará por primera vez con tres puntos en juego para el Real Zaragoza. Mañana viernes, después de desayunar, el equipo se marcha hacia Huelva para cubrir el primer desplazamiento del nuevo curso. Esta sensación, cuando agosto ya encara su recta final, supone, más que nunca, una carga de responsabilidad de enormes dimensiones dentro del aún incompleto y desarmado bloque zaragocista.

Por ello, tras los últimos 20 días, que han transcurrido en medio de una vorágine de fichajes, traspasos, cesiones, negociaciones diversas y de amistosos repletos de juveniles y chicos del filial que Víctor Muñoz ha utilizado para completar sus citaciones, el máximo responsable del vestuario ha tocado a rebato para que los cinco sentidos de los presentes se centren a partir de ahora en un único objetivo: el fútbol de verdad.

Los tres puntos que se disputan pasado mañana en Huelva tendrán el mismo valor que los que puedan significar, dentro de diez meses, un éxito clasificatorio o un objetivo supremo. Por eso, aunque las condiciones con las que debe afrontar el actual Real Zaragoza este inicio liguero no son las adecuadas para garantizar solvencia, el entrenador y quienes componen de manera provisional el equipo quieren abordar el duelo del Colombino con el mayor de los intereses. Víctor va a tener que hacer un trabajo de orfebrería para montar una alineación consistente en todas las líneas. Su principal hándicap es la ausencia total de delanteros puros. Además, la lesión de aductores del mediocentro defensivo Basha, cuyo concurso está prácticamente descartado, lo deja sin recambio en ese puesto, ya que el juvenil Sergio Gil (utilizado ahí en los amistosos) también convalece de una rotura fibrilar. El central recién llegado Mario, por lo visto ayer, puede ser la solución de urgencia adelantando su posición a la medular.

De los fichajes, el estado físico de Rubén y Diogo –dos defensas– no garantiza su presencia activa en un once inicial ideal. Cabrera, otro zaguero, tras llegar apenas ha tomado contacto con el equipo en el Memorial Lapetra contra el Villarreal. En la zona ofensiva, la última adquisición, el extremo zurdo Jaime Romero, lleva dos días en la ciudad y llegará a Huelva con apenas cuatro sesiones de entrenamiento. Así que tan solo el mediapunta Pedro y el medio centro creativo Ruiz de Galarreta parecen algo rodados, sin grandes alardes.

Además, Víctor ya conoce la intención rotunda del club de no presentar la ficha de Paglialunga y Barkero, que han de salir de la SAD antes del día 31 al no casar sus elevados salarios con el plan económico al que la Liga obliga al Zaragoza. Ninguno de ellos jugará ni ante el Recre ni ante el Osasuna (los dos partidos de agosto, con el mercado abierto) aunque apuren hasta el final su estancia aquí.

Otros dos futbolistas cuyo destino, dentro de once días, también está fuera de la caseta por diferentes motivos, casos de Porcar, Adán Pérez y Alcolea, sí que se contempla que puedan ser utilizados por Muñoz mientras se soluciona su salida. Así que, en principio, serán tres de los citados para viajar a la mañana a la capital onubense. El portero, a expensas de la llegada de Toño, que ya se ha demorado en demasía y que obligará a viajar al aragonés, suplente para el técnico.

De los fijos en el plantel, Fernández, Rico y Álamo –aunque ayer sufrió unas leves molestias físicas que le impidieron acabar el entrenamiento–, junto con el portero Whalley, son ahora indiscutibles.

Para completar la lista de 18 citados, el técnico deberá seguir contando con varios de sus refuerzos preferidos este verano procedentes de los equipos base. Con Gil descartado, queda la duda de Tierno, que sufre una lumbalgia. El zaguero Vallejo y el punta Muñoz parecen fijos en la expedición. Y ayer, el ariete Diego Suárez, fuera del primer equipo todo el verano, fue llamado por Víctor.