Ruiz de Galarreta: "Me siento muy honrado de pertenecer a un grande, el Zaragoza"

El joven jugado, cedido por el Athletic de Bilbao, llega para ser el cerebro del Real Zaragoza.

Íñigo Ruiz de Galarreta posa en la Ciudad Deportiva.
Ruiz de Galarreta: "Me siento muy honrado de pertenecer a un grande, el Zaragoza"
Aránzazu Navarro

Víctor Muñoz busca en usted ese jugador que sea el gran creador de fútbol ofensivo del equipo.

Yo vengo al Real Zaragoza a aportar todo lo que se me pida. Si es eso, intentaré cumplir con las expectativas. Pero yo entiendo que en un equipo todos los jugadores deben presionar, robar balones, pelear; del mismo modo que uno solo no puede ser el único que distribuya la pelota. El fútbol, aunque cada uno tenga sus características técnicas, es cosa de un equipo, no de una individualidad.


Pero su perfil futbolístico es muy concreto. Es un medio de toque, de pase, de control del balón, de generación de fútbol ofensivo.

Sí, ahí he jugado siempre. Se me puede definir así, sin duda. Pero no solo hago eso.


Usted no quiere que se le pueda achacar que no corre hacia atrás, que solo piensa, que trabaja poco.

A mí me han enseñado en Bilbao desde niño que el fútbol es algo que incumbe a once jugadores, donde prima lo colectivo por encima de cada pieza individual.


Viene como mediocentro, pero el año pasado con el Mirandés, usted jugó en la Romareda como mediapunta, más adelantado. Es su otra opción táctica.

Me encuentro a gusto en ambas posiciones, tanto en el eje como diez o veinte metros más adelantado. Las dos se ajustan a lo que puedo hacer para bien del equipo. Me gusta jugar al fútbol y no estoy encasillado en un lugar concreto.


Viene pisando fuerte desde niño. ¿Qué es lo que más le cuesta asimilar desde su salto al fútbol profesional?

Lo que más se nota en el salto es el ritmo de los partidos. En categorías base, en mi posición y con mi estilo, tienes más tiempo para pensar. En el fútbol de élite, todo es más rápido y cada acción te exige una claridad de ideas tremenda porque, si no, el balón te lo roban sin remedio. Para un centrocampista, el salto es muy exigente en ese sentido. Yo lo tengo asimilado.


Antes de lesionarse, el año pasado en el Mirandés, pudo catar la Segunda en 11 partidos. Ya sabe cómo se las gastan los rivales.

Sin duda. Viví partidos siempre igualados, llenos de lucha durante 90 minutos. Con campos muy difíciles, distintos a los de Primera. Ganar o perder suele decidirse la mayor parte de las veces por pequeños detalles. Ahí está la clave del éxito en esta categoría.


A sus 21 años, mantiene su aspecto de niño. ¿Qué le dicen los rivales veteranos y curtidos que abundan por la Segunda División?


Yo tengo muy claro que no hay que arrugarse nunca. No soy de los que se asusta ante nadie. Voy a lo mío. No presto atención a nada más.


Dos lesiones de rodilla en apenas 12 meses deben dejar huella. ¿Cómo ha asimilado las dos últimas temporadas?


Han sido dos años difíciles personalmente, que me han obligado a trabajar mucho para obtener una buena recuperación. Mi familia, mis amigos, mis compañeros me han ayudado mucho. En situaciones así se aprende. Considero que en este tiempo he madurado como persona. Ahora veo el fútbol desde otra dimensión. Esto te hace más fuerte mentalmente.


Desde Bilbao aseguran que sus dos rodillas están perfectamente.


Sí, sin duda. Mis rodillas no me dan ningún problema. Las dos rehabilitaciones han salido perfectas. Este verano he hecho toda la pretemporada con el Athletic, trabajando a tope y jugando partidos, y no hay ninguna dificultad. Sigo adelante como si nada hubiese ocurrido.


Apellido alavés, criado en Vizcaya, pero usted es guipuzcoano.


Así es. Soy de Éibar, aunque mi madre me dio a luz en San Sebastián. Ahí vive toda mi familia.


¿Y nunca ha jugado en el Éibar?


No. A Ipurúa solo he ido a ver partidos como espectador. Es que con 9 años ya me fui al Athletic.


¿Con solo 9 años? ¿Cómo lo pescó el Athletic a esa edad?


Empecé a jugar en el equipo de la escuela en Éibar. Y pronto pasé al pueblo de al lado, Ermua, para competir con un equipo de gente más mayor. Enseguida, Roger, que es el ojeador del Athletic en la zona, me vio y me llevó a hacer las pruebas en Lezama. Y, de un día para otro, ya me quedé en el equipo alevín del Athletic. 


En su currículum, llama la atención que no es muy asiduo a marcar goles pese a su calidad.


Hasta juveniles, todos los años marcaba unos cuantos goles. El descenso de anotación surge desde que doy el salto a Segunda B con el Bilbao Athletic. El año pasado, en los 11 partidos que jugué con el Mirandés, marqué uno en Valdebebas al Castilla. Supongo que es una faceta donde debo mejorar. 


¿Lanza las faltas?


En el Athletic no, porque siempre tenía por delante excelentes lanzadores. El año pasado en Miranda, sí que tiré alguna. 


¿Y los penaltis?


No he solido tirarlos nunca.


Llega al Real Zaragoza. ¿Da miedo acometer un reto como este en un club histórico?


Respeto, siempre. Pero miedo, nunca. Es un desafío exigente para mí. Pero me veo fuerte para cumplir con las expectativas que tiene la afición conmigo y con el equipo nuevo que se está haciendo en esta nueva época del club. 


Usted debutó en Primera en el viejo San Mamés. No le van a temblar las piernas en un estadio exigente como la Romareda.


No, seguro que no. Tenía 18 años y fue una vivencia increíble. Todavía se me pone la carne de gallina. Jugué hace tres temporadas los tres primeros partidos de Liga. Una experiencia increíble. Luego, bajé al filial y, en el tercer partido contra el Lleida, me lesioné de la primera rodilla y se truncó la temporada.


Pero el verdadero estreno como jugador del primer equipo fue ante el París Saint Germain en el Parque de los Príncipes. Escenario mítico para el zaragocismo.


Sí, en un partido de UEFA Europa League, en la fase de grupos. Marcelo Bielsa me dio todas esas oportunidades y le estoy muy agradecido por su confianza. Ojalá que ese vínculo espiritual de ese estadio con el Real Zaragoza signifique algo en el futuro.


¿Qué poso le dejó su relación con el peculiar Marcelo Bielsa?


Es un entrenador especial, muy bueno. El primer año suyo en Bilbao fue magnífico. En el segundo, a todos nos costó más. Su trabajo propició que el club llegara a dos finales muchísimos años después.


Una figura importante para su aterrizaje en Zaragoza ha sido José María Amorrortu. El actual director de Lezama jugó en el equipo aragonés muchos años y entrenó en la Ciudad Deportiva.


Sí. En los últimos días he hablado con él. Amorrortu me dio su opinión sobre esta cesión al Real Zaragoza. Me habló de la ciudad, del club, de todo. Después, los dirigentes del Athletic me dejaron tomar la última decisión a mí. Pero Amorrortu me ayudó a decidirme. Me dijo que era una buena opción y que me iba a sentir a gusto aquí.


Y, asimismo, Ander Herrera.


También hablé con él en días pasados. Me sirvió de mucho su opinión. Igual que la insistencia de mi agente, Egoitz Basurto, en venir a este proyecto. Todos ellos me han empujado hacia aquí.


¿Cuántos jugadores del actual Athletic son de su generación, compañeros de categorías base?


Del actual equipo, he coincidido con Iker Muniain, Aurtenetxe, Guillermo, Aketxe, Bustinza… 


El Athletic siempre ha gestionado muy bien su política de cesiones. Salir como usted al Zaragoza nunca es un destierro. Si lo hace bien, volverá seguro a Bilbao.


Tengo claro que en el Athletic confían mucho en mí y sé que esta cesión es un paso adelante en un club grande como es el Zaragoza. Venir aquí para mí no es cualquier cosa. Vengo a hacerlo lo mejor que pueda, a ser muy útil a este club y a demostrar que puedo regresar cuando ellos lo consideren oportuno. En mis circunstancias, lo que a todos interesa es que pueda disputar muchos minutos y retomar el camino que las lesiones me quitaron en los dos últimos años. Espero que el Real Zaragoza también se sienta satisfecho de esta decisión. 


Su préstamo es una confluencia de intereses positivos mutuos.


Así debe ser. Yo me siento muy honrado de formar parte de un club grande, como ha sido y es siempre el Real Zaragoza. Ahora, ojalá nos salga un año bonito y la gente pueda disfrutar con su equipo como hace tiempo que no lo hace.


Su llegada ha causado expectación en el zaragocismo. El público está ansioso de ver buenos jugadores, de disfrutar.


Nunca he caído presa de la responsabilidad. Si la afición zaragocista espera tanto de mí, lo único que puedo decirles es que me voy a dejar el alma por que queden satisfechos cada día de mi aportación al juego del equipo. Me gustaría ser partícipe de un año importante para el Real Zaragoza, con el retorno a Primera División, que es su sitio natural. Vamos a intentarlo.