La opción de compra mexicana, estancada

La falta de convicción de Hacienda y la LFP frena la opción azteca y da relieve al nuevo plan.

La presentación de los nuevos accionistas
La opción de compra mexicana, estancada
J. M. Marco

El grupo de Javier Lasheras mantiene vigente -y renovado- su preacuerdo vinculante con los inversores mexicanos para que sean éstos los que tomen las riendas del Real Zaragoza. Pero el camino se ha convertido en una carrera de obstáculos que estanca el avance de la propuesta azteca.


De forma paralela, además, se consolida la iniciativa empresarial y futbolística que aspira a brindarle futuro al Real Zaragoza. Siempre que su concreción llegue a tiempo...


No parece la Liga de Fútbol Profesional (LFP) muy dispuesta a dar el visto bueno a la propuesta que comandan los mexicanos. La idea no logra convencer a Javier Tebas, que busca otras alternativas por las que conducirse.


Tampoco Hacienda se muestra convencida de adentrarse por la vereda que se le propone, de la mano del capital americano. Y quiere un cambio de rostros en la negociación para intentar resolver el calendario de pagos. No ve claridad en la iniciativa de la inversión mexicana; y tampoco muestra afinidad ni con la nueva propiedad -que representa Javier Lasheras- ni con José Guerra -heredero de la gestión de Agapito Iglesias-.


En este conglomerado de indecisiones, es natural que la propuesta azteca entre en una vía muerta. Entre otras cosas porque el paso del tiempo tampoco resuelve su exigencia primera: la negociación con la Agnecia Tributaria.


Con ya muy escaso margen de maniobra y un complicado futuro inmediato, el proyecto americano va perdiendo fuelle en el complicado puzzle en el que se ha convertido este conglomerado de intereses que es hoy el Real Zaragoza. 


La entidad es, sin duda, la gran dañada por esa terrible puja de apuestas mercantiles a la que ha derivado el club desde la compra del grupo de Lasheras, Gamón, Casasnovas... Que no han mostrado voluntad alguna de gestionar el futuro del Real Zaragoza.   


Tampoco capacidad para hacerlo. Por eso, Javier Tebas defiende la idea de garantizar la entrada de capital solvente, serio y, en la medida de lo posible, aragonés. Y es lo que ha transmitido a Lasheras, que explora esa iniciativa y ha abierto esa vía de negociación.


Esta opción -la que se ha denominado plan C- cobra importancia con el paso de los días. Su principal problema es la falta de tiempo, pero existe una clara voluntad por encontrar una salida a la delicada situación por la que atraviesa el conjunto aragonés. 


Con nuevos rostros y un recambio real en la propiedad -sobre la que no se estire la sombra de Agapito Iglesias- allana de forma fundamental los posibles acuerdos con Hacienda -con un calendario de pagos que ya se ha fijado en el resto de los equipos de fútbol-, la Seguridad Social y el resto de los compromisos.


No cabe duda, sin embargo, que el recorrido resulta más que comprometido; un campo de obstáculos en el que parece haberse quedado estancada la propuesta mexicana.