¿Y después del acuerdo con la Agencia Tributaria?

El Real Zaragoza tiene abiertos un puñado de cuestiones pendientes de resolver a contrarreloj.


Los frentes que tiene abiertos el Real Zaragoza son diversos y complejos. ¿Qué pasará en el momento en que la entidad cierre el acuerdo, si lo hace, con la Agencia Tributaria? En principio, el conjunto aragonés tiene cerrado un preacuerdo vinculante con unos inversores mexicanos para llevar a cabo el traspaso de acciones por el que suspiran los actuales propietarios. 


Los mexicanos fueron los que tomaron el relevo a esa nebulosa propuesta de inversión de un fondo árabe que nunca acabó de concretarse. Unos días después fueron los aztecas los que tomaron el testigo, aunque el acuerdo ha tenido que ir renovándose conforme pasaban las semanas y no llegaba el visto bueno de Hacienda. 


¿Cuál es el verdadero papel de la inversión azteca? Tampoco está claro; ni siquiera que después de que exista un acuerdo con Hacienda puedan tomar las riendas del Real Zaragoza.


En principio, el empresario de origen paquistaní Kadir Sheikh, ya además sin su principal aval, Nayim, parece haber renunciado a seguir en la puja por la compra; si bien, Kadir se ha caracterizado por aparecer y desaparecer en esta alargada y agónica carrera por la compra.


Queda abierta la vía de ese ‘plan C’ al que se refirió Nayim cuando se despedía de la intención de comprar este pasado sábado. El exjugador zaragocista anunciaba la existencia de una negociación de los propietarios con empresarios locales para intentar salvar el Real Zaragoza. 


Este plan pasaría no sólo por la necesaria e imprescindible implicación empresarial; sería preciso, al mismo tiempo, un respaldo institucional, que allanara el camino para que el Real Zaragoza pudiera salir adelante. 

Además, se requeriría el visto bueno de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), que está poniendo los medios para garantizar la continuidad de un equipo relevante, de enorme peso específico y valor en el fútbol español. 

Pero, por encima de todo, el proyecto debería contar con el visto bueno de una afición muy dolida, afectada por el curso de los acontecimientos y que ve con enorme vértigo cómo su equipo se desploma de forma acelerada hacia el precipicio.


Y todo ello, tras el acuerdo con Hacienda. Y contrarreloj.